CINECICLETA.
séptimo arte deciden recorrerse África en
bicicleta con un cine
ambulante a cuestas
Isabel y Carmelo, sí.
Gente maravillosa capaz de entregarse a un
ideal, hacer del cine un embajador de una
del ultimo rincón de nuestros cómodos
hogares.
Esta pareja de locos por la vida lleva 9.000
más de un año con su cinecicleta de
Madrid,
para proyectar películas en aldeas del
Sáhara Occidental, Marruecos,
Mauritania,
Senegal, Guinea Bissau, Guinea Conakri,
la Cinecicleta, llevando la magia del séptimo
arte en el cajón de tu bicicleta, llenando
ilusiones y creando sueños y fantasías, mas
violento del dia a dia.
Del blog de Cinecicleta......
https://cinecicleta.wordpress.com/objetivos/
Hace poco más de un año que salimos de la plaza de Tirso de
Molina (Madrid) dirección: “no sabemos donde acabará esto…”. Desde mucho antes
no nos cansamos de decir que este es el ilusionante viaje-proyecto de dos
personas con estilos de vida y una forma física dentro de lo normal. Nada hay
de extraordinario a excepción de la toma de decisión que nos esta cambiando la
vida. No somos superatletas, ni siquiera tenemos una extraordinaria fuerza
psicológica; sufrimos los bajones emocionales y también las enfermedades. La
elección de viajar por África tiene sus riesgos; es una tierra hostil para los
europeos que, menos o nada acostumbrados a sus bacterias, parásitos, amebas y
clima suele afectarnos más de lo habitual. A esto hay que añadir que en
bicicleta estamos más expuestas, pues el recorrido suele transcurrir por zonas
rurales donde los parámetros de comodidades e higiene están muy alejados de los
de las grandes capitales. Pero después de una larga temporada viajando en estas
condiciones, alejadas de las que hemos disfrutado toda la vida, la diferencia
cultural, la dificultad de entablar una conversación de más de 4 frases con la
población local, es después de un tiempo prolongado, lo que más nos afecta. Si
no es de fútbol, y por supuesto sólo con varones, no hay otro tema; la mayoría
de las mujeres, como no han ido a la escuela no hablan francés, con lo que, aunque
consigas algo de intimidad, la comunicación es casi nula. Viajar acompañado
hace que esto se mitigue, pero pasado un tiempo necesitas también renovar.
Parece una contradicción en sí misma, si viajamos así, es precisamente para
conocer las diferencias culturales que nos separan y así enriquecer el bagaje
vital y ampliar la mente y las percepciones, pero no nos engañemos, somos
individuos burgueses que han vivido toda su vida al calor de familia, amigos y
de toda una cultura extraña aquí que, aunque con grandes motivos para el
divorcio, es en la que hemos crecido y vivido.
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