INTOCABLES DE LA INDIA (IV ENTREGA)
Los dalits (parias, que se podría traducir
por oprimido, pisoteado, aplastado), son pues los intocables, una clase tan baja que se
considera fuera de los varnas. Los hinduistas consideran que los dalits son tan bajos
como perros y para sobrevivir suelen trabajar en los espacios laborales
permitidos por el sistema de castas, como el de recoger excrementos humanos con
las manos.
No es extraño pues que sean los hijos de estos intocables,
los niños los que suelan limpiar los inodoros del colegio al que acuden, cuando
tienen la oportunidad de hacerlo.
Hay más de 70 millones de niños dalit en la
India. Un alto porcentaje vive con menos de 50 céntimos al día y no asiste a la
escuela o abandonan los estudios después de primaria. Sólo una cuarta parte de
las niñas que viven en zonas rurales van al colegio. Los niños y niñas dalit
afrontan habitualmente abuso verbal y físico por parte de sus profesores y
compañeros.
En casi un 40% de
los colegios gubernamentales, los niños dalit deben comer separados del resto
de alumnos; y en el 20% no se les permite beber agua de la misma
fuente.
Más de la mitad de la población infantil dalit, un 54%, presenta
signos de desnutrición. El 21% tiene deficiencia de peso severa y el 12% muere
antes de cumplir los cinco años. 83 de cada 1000 niños dalits son susceptibles
de morir antes de cumplir el primer año de vida. (Jason Taylor / ActionAid)
Así pues tenemos que entender el
concepto de " Casta" como la denominación
histórica de la forma de estratificación establecida, en
forma tradicional y prescriptiva, por el hinduismo, el cual
clasifica a las personas dentro de la sociedad en cinco
grandes grupos:
·
Los brahmanes (sacerdotes,
maestros) son la casta más alta, que —según ellos—
salieron de la boca de Brahmá.
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·
Los vaishias (comerciantes y
artesanos),que provienen de las caderas de Brahmá.
·
Los shudrás (esclavos o siervos, obreros
y campesinos), que se formaron de los pies de Brahmá.
Este problema racial en India es, en gran medida, herencia de la invasión
indo-aria, en la que los invasores autodenominados arya, impusieron
una segregación racial mediante rígidas leyes religiosas para evitar el
mestizaje con la población aborigen que los superaba en número, cosa que
lograron en gran medida durante 900 años, que es el tiempo que duró la
civilización véda.
Así
se comprende en la actualidad que las
castas bajas tienden a ser de un tono bastante oscuro, mientras que las castas
altas, con más ascendencia indoaria, son de piel más clara.
El sistema de castas fue desafiado por el Budismo,
la principal disidencia del hinduismo, y flexibilizado (recientemente en el
siglo XX) por los movimientos de derechos sociales.
La prédica del Mahatma
Gandhi contribuyó a una sociedad no dependiente de los preceptos
religiosos, el gran padre y defensor de la no violencia, que finalmente
acabaría victima de este odio visceral entre las diferentes castas del País..
Al tiempo que recordaba las enseñanzas de Buda; “Un
hombre no se hace brahmán por dejarse el pelo largo, ni por familia, ni por
nacimiento. El hombre en quien habita la verdad y la santidad exulta de alegría
y es brahmán” (Dhammapada, 393).
Es necesario recordar que por ejemplo en la doctrina Hinduista:
·
El matrimonio con una persona de inferior varna se
considera impuro y contaminante.
·
Aceptar alimentos tocados o cocinados por una persona
de casta inferior también es contaminante.
Así,
lógicamente al estar fuera de las varnas, a los parias, históricamente, solo se
les ha permitido realizar los trabajos más marginales Se incluyen los
trabajadores del cuero, los granjeros pobres y los jornaleros sin tierra, los
artesanos callejeros, los artistas populares, los lavanderos de ropa y otros.
A
pesar de los intentos por erradicar estas prácticas, por parte de las
autoridades gubernamentales, la discriminación contra los
"Intocables" existe aún tremendamente arraigada en zonas rurales y en
la esfera privada, y no resulta nada raro, el manteniendo de los matrimonios
arreglados, la sumisión absoluta de la mujer al varón, la venta en la práctica
de mujeres, hijas, esposas, y una interminable lista de despropósitos basados
en la herencia cultural y tradición.
No
obstante si se ha avanzado en las grandes urbes y en los estatus mas
culturalizados de su sociedad desapareciendo
prácticamente estas prácticas ancestrales en zonas urbanas, en las de un estatus económico
más elevado y en la esfera de lo público, tanto en lo relativo a libertad de
movimiento como en el acceso a la educación y la escolarización.
Sin embargo, la
conversión a otra religión no evita que sufran discriminación (quizás no por
parte de sus correligionarios pero sí por la mayoritaria sociedad hinduista).
El sistema de castas es
una manera particular de estratificación social al que se pertenece solamente a
través del nacimiento y se caracteriza por tener un sistema sólido, rígido e
inmóvil.
El sistema de castas en la India describe la estratificación social y las
restricciones sociales presentes en el subcontinente indio, donde las clases
sociales (varnas o ‘castas’) vienen definidas por miles de grupos
hereditarios endógamos, a menudo llamados yati o ‘clan’). Dentro de
un yati existen grupos hereditarios denominados gotra, el
linaje de un individuo.
La Casta es un sistema social en el que el estatus
personal se adjudica de por vida, por tanto en las sociedades organizadas por
castas los diferentes estratos son cerrados y el individuo debe permanecer en
el estrato social en el que nació, nunca puede salir del.
Las características que diferencian los distintos estratos sociales son: la raza, la religión, etc. que por accidente adquiera al nacer y con lo cual no puede cambiar.
Las sociedades de castas pueden verse como sociedad de clase en la que se adquiere clase social con el nacimiento.
Esa «pureza» de castas suele mantenerse mediante regla de endogamia, el matrimonio debe ser entre personas del mismo grupo social.
El
aspecto que delimite mejor las fronteras de casta, aparte de reglas de
matrimonio, sea la comensalidad. Los miembros de una casta solo comparten
alimentos cocinados y servidos por miembros de su misma casta o ligeramente
superior o inferior. Igualmente la dieta es un baremo primordial. Los tabúes
alimenticios propios de cada casta y las reglas de etiqueta gobiernan
poderosamente las relaciones entre castas.
Dado que el sistema de castas es algo
religioso, una manifestación de la creencia que da coherencia al hinduismo, no
se puede desmantelar con decretos administrativos, burocráticos, o ni siquiera,
humanitarios. Los cerrados mundos de las castas influyen poderosamente en la
población.
Prohibida por ley desde 1993, este sistema de castas
a principios de 2007 los esfuerzos del Gobierno, han chocado frontalmente con todo
tipo de resistencia y obstáculos tradicionales
para acabar con esta vergüenza social tanto
con la obstrucción de las autoridades regionales que negaron tener el problema,
como con la noción hindú de
"impureza".
La comunidad dalit tiene acceso limitado a la salud pública.
La salud de calidad es para ellos inasequible y prohibitiva, por lo que sólo
recurren al médico en casos extremos o de urgencia a pesar de que más del 30%
de los empleados de la salud pública se niega a hacer visitas en hogares dalit.
La situación se agrava debido a que un tercio de estos hogares no disponen de
facilidades básicas o saneamiento, por lo que los pequeños están más expuestos
a las enfermedades.
Esta antigua
práctica religiosa que impone la prohibición de casarse y la obligación de
servir en un templo, recluta a miles de niñas cada año en lo que actualmente es
un sistema ilegal pero organizado de prostitución. El 93% de las devadasi son
dalit.
En La India su actual Constitución no prohíbe el
sistema de Castas, pero si la discriminación por razón de la misma, a pesar de
ello, la realidad es que los intocables existen y malviven a su alrededor aunque
para muchos sean invisibles, de entre ellos un 63% son analfabetos y un 85% no tienen
propiedad.
Políticamente no tienen
poder alguno. A nivel nacional es una minoría que no cuenta en absoluto, aun
tratándose de una sociedad democrática. Un tercio de ellos no tiene acceso a
los crematorios junto con las otras castas. Una quinta parte tiene que caminar
largas distancias para traer agua, no porque no haya agua en el pueblo, sino
porque no les es permitido compartirla.
Referencia bibliográfica: MICHAEL AMALADOSS, Vivir en
libertad. Las teologías de la liberación del continente asiático (Estella,
Verbo Divino 2000; idem, “La india despierta”: Razón y fe (marzo
2006) 235ss.
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