LOS MAUSOLEOS Y TUMBAS DELLA SANTA CROCE. (FLORENCIA-TOSCANA).

La muerte es consustancial a la vida. Sabemos y admitimos naturalmente que tal y como anuncia el principio físico; Nada se crea y nada se destruye, solo se transforma. A través del tiempo, han existido diversas corrientes de pensamiento y creencias sobre qué sucede en la muerte y si hay algo más allá o no. Desde las primeras culturas hasta las grandes civilizaciones, desde el campo de las religiones hasta las investigaciones médicas y psicológicas, se ha explorado este que es uno de los mayores misterios para el ser humano.
La muerte iguala al rico y poderoso con el pobre más humilde, aunque nos empeñemos en mantener las clases y el clasismo hasta la muerte y más allá, como podemos comprobar visitando panteones deslumbrantes, y bellas y artísticas tumbas en el interior de las iglesias y catedrales, o fuera en un campo santo cualquiera. La muerte es uno de los estímulos filosóficos más potentes para el ser humano. Cada vez que alguien cercano fallece, nos recuerda en mayor o menor grado, nuestra propia mortalidad.
Pero al final y pese a quien pese, la muerte es la única certeza, y la única realidad absoluta de la que nadie puede escapar, aunque en ocasiones ni tras la muerte se deja descansar al hombre-mito, como es el caso del poeta Dante Alighieri, cuya tumba- vacía- en la iglesia de la Santa Croce de Florencia, nos habla de las luchas sin cuartel entre los vivos, ya que los restos del autor de la Divina Comedia reposan en la ciudad de Ravena, Se trata de un pequeño sepulcro sin pretensiones, todo lo contrario de su falsa tumba en Florencia, en el lugar más pobre de la ciudad, que es la zona franciscana, se pudo haber llevado a una de las suntuosas iglesias, pero se quiso que estuviera aquí para que los visitantes no se distrajeran con los ornatos exteriores. Detrás del mausoleo hay una encina plantada por el poeta Giosué Carducci y una campana comprada en 1921 por suscripción popular de todas las comunas de Italia Con la puesta del sol cuando el mausoleo se cierra, la campana dobla trece veces a difuntos, pues Dante murió en la noche del 13 y es como si toda Italia quisiera llorar la muerte del poeta de su infierno y su paraíso.
Bajo el arca funeraria, una estela de mármol con una inscripción en latín dice: "Aquí yazgo yo, Dante Alighieri, exiliado de mi tierra, hijo de Florencia, patria de poco amor". Otra de las tumbas míticas que podemos admirar en esta formidable iglesia de la Santa Croce, es la del célebre Astrónomo, físico y matemático, nacido en Pisa, Toscana, el 15 de febrero de 1564 y falleció el 8 de enero de 1642 a los 77 años de edad.
Sus restos se encuentran sepultados en la mencionada Basílica de la Santa Cruz de Italia, en el interior de una formidable hornacina de mármol. Su trabajo se considera una ruptura de las teorías asentadas de la física aristotélica y su enfrentamiento con la Inquisición romana de la Iglesia católica se presenta como un ejemplo de conflicto entre religión y ciencia en la sociedad occidental. Conocido es su enfrentamiento con el inmovilismo de la iglesia católica de la época, y el proceso al que fue sometido injustamente. El Santo Oficio prohibió en 1633 el Diálogo, texto escrito en 1632 por Galileo y le condenó a la cárcel, pero sin que se cumpliera la sentencia, que no fue ratificada por el papa. Recordemos aquí ahora la famosa frase atribuida erróneamente al mítico astrónomo: Y sin embargo se mueve”. Al parecer Galileo la habría pronunciado luego de ser obligado a retractarse del modelo heliocéntrico del universo que proponía, en contradicción con la visión del mundo aceptada por la Iglesia católica.
Galilei Galilei consideraba, gracias a sus observaciones sobre el movimiento de los astros, que la Tierra y los demás planetas giraban en torno al Sol, y no que los demás cuerpos celestes, incluido el Sol, giraban en torno a nuestro planeta. De ahí que la afirmación “y sin embargo se mueve” sea enormemente significativa, pues ilustra el conflicto que, en torno a la verdad, había entre la religión y la ciencia. Podemos también admirar otra de las imponentes tumbas que se encuentran en el interior de esta Santa Croce, nos referimos ahora a la de Maquiavelo, el hombre que revolucionó la sociedad de su época y provocó controversia fundada con el poder de la misma iglesia de Roma. Ya que se refería a la religión, y el cristianismo en particular, como parte de la maquinaria estatal para mantener la justicia y honrar la virtud de sus ciudadanos. Según Maquiavelo en los Discursos, los principios de San Francisco y Santo Domingo de pobreza voluntaria y el ejemplo de la vida de Cristo "lograron tanta influencia con la gente, que fueron capaces de hacerles entender que era perverso incluso hablar mal de gobernantes perversos, y que era apropiado rendirles obediencia y dejar el castigo de sus errores a Dios". No obstante, Maquiavelo habla con desdén y admiración en El Príncipe sobre la Iglesia y el papa, lo que ha llevado a muchos estudiosos a tomar a Maquiavelo como anticristiano que prefería las religiones civiles paganas. Sabido es que cuando nos queremos referir coloquialmente a un acontecimiento retorcido, inesperado y oscuro lo calificamos alegremente y sin conocimiento de causa ni fundamento como “Maquiavélico”.
Nicolas Maquiavelo, el autor del Príncipe, entre otros tratados y libros de politica y filosofía, fue todo un personaje y aunque se le atribuye la famosa frase de El fin justifica los medios, la realidad es que su autor no fue otro que el Emperador Napoleón Bonaparte, y la dejó escrita en la última hoja del libro El Príncipe, del que, si es autor Maquiavelo, figura más que relevante del Renacimiento Florentino e Italiano, posiblemente de ahí parte el equívoco. Sus enfrentamientos con el poder político del momento sobre todo de los todo poderosos Medici provocaron que fuera apresado, torturado y encarcelado en varias ocasiones e incluso tuvo que padecer las precariedades y miserias del exilio cuando a lo largo de su vida había ocupado diversos puestos y cargos de enorme importancia politica e incluso nombrado embajador plenipotenciario en la corte Austriaca y otros lugares. Finalmente nos vamos a referir a otro de los mausoleos que más llaman la atención de los curiosos y visitantes que recorren las naves de esta basílica. Hablamos por supuesto de la tumba de Miguel Angel, una auténtica obra de arte, en la que encontramos tres estatuas que representan la Pintura, la Escultura y la Arquitectura. as obras de Miguel Angel, el gran artista toscano, son un legado sorprendente del arte renacentista italiana. A lo largo de su vida, Miguel Angel ha dado la vida a algunas de las obras que han marcado la historia del arte mundial: el David, el Moisés, el Tondo Doni.
Miguel Ángel Buonarroti fue un pintor, escultor, poeta y arquitecto del Renacimiento. Uno de los grandes artistas de toda la historia. Tanto que ya en vida era reconocido como tal, algo que en muy contadas ocasiones ha sucedido. Por ejemplo, Leonardo da Vinci no fue considerado un genio hasta siglos después de su muerte. Miguel Angel, con sus esculturas, ha representado la anatomía humana de forma impresionante. Casi quinientos años después de su muerte, la perfección de las obras escultóricas resulta todavía inalcanzable. El estudio de las proporciones humanas, los juegos de luz y sombra, la expresividad de los personajes representados ninguno de los otros grandes artistas de la historia ha logrado superar la calidad escultórica del genio del Renacimiento. Una de sus obras más espectaculares además de la “Piedad Bandini”, que se puede admirar en el museo del Duomo, es por supuesto su “David”. Con sólo 26 años el artista esculpió la obra pensada originariamente para decorar la Catedral de Florencia. Cuando Miguel Ángel terminó al David, un conjunto de sabios, entre los que estaban Botticelli y Leonardo da Vinci, se reunió para decidir dónde colocarlo. La decisión final fue la de situar la recién nacida escultura en la Plaza de la Signoria.
Aquí en esta plaza permaneció hasta que fue trasladada a la Galería de la Academia para su mejor conservación. Hoy en la Plaza de la Signoria, donde en su día estuvo el David, podemos admirar una copia del mismo, igualmente impresionante por su fuerza anatómica. Sin duda la capital de la Toscana, esta Florencia del renacimiento y los Medici atesora infinidad de sorpresas capaces de hechizar y cautivar al viajero, pero no tenemos el más mínimo reparo en confirmar como uno de los mejores esta basílica della Santa Croce (Santa Cruz), en donde se esconden algo más de 200 tumbas de ilustres y muchas veces desconocidos personajes de la historia de esta ciudad, que reposan junto con los más encumbrados de la historia.

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