EL FARERO DE LUGO DE LA DESBANDÁ. (Anselmo Antonio Vilar Garcia):
Entre las historias de nuestra historia, hay algunas realmente negras, tristes y sangrientas que representan lo peor del ser humano, en ocasiones más bien inhumano, por su comportamiento peor que las bestias, y que ciertamente habría que calificarlo de bestial.
Esta es una de ellas, la historia de vida, trágica y terrible, de un hombre que no quiso ser cómplice de uno de los más atroces y despiadadas episodios de la ya de por si horrible y cruel contienda fratricida, la que fue denominada por sus vencedores como “Cruzada”. La denominada Desbandá, la huida de miles de Malagueños por la carretera de la costa hacia Almería intentando escapar de la represión de las tropas nacionales de Franco, Millan Astray y Queipo de LLano.
El 6 de febrero del año 1937 se iniciaba uno de los episodios más negros de la historia de España: “La Desbandá”. Aproximadamente unas 300.000 personas en su mayoría ancianos, mujeres y niños, formaron una caravana humana que se lanzó a la carretera con lo puesto para huir de una muerte segura. Las tropas franquistas asediaban Málaga, y después de la toma de Ronda, su llegada era inevitable, abandonada Málaga por las fuerzas Republicanas, a su suerte de una manera inevitable, mientras aviones alemanes e italianos y barcos españoles bombardeaban sin cesar aquella carretera y la marea humana que huía despavorida.
Anselmo Antonio Vilar García, nacido en Duancos, parroquia de Castro Rei (Lugo) en 1881, y murió fusilado en Vélez-Málaga entre el 9 y el 10 de febrero de 1937, fue tan solo un farero español, heredero del puesto que anteriormente había desempeñado su padre, en Torre del Mar (Málaga).
Cuentas los que le conocieron que Anselmo era muy querido y conocido en la zona ya que, gracias a su educación ayudaba a los vecinos a leer y a escribir sus cartas. Tenía una gran afición por el ajedrez, y le encantaba tallar piezas de este juego mientras estaba de guardia en su faro. Se dice que Anselmo siempre guardaba una torre de ajedrez, que había tallado el mismo, en su bolsillo. Además, frecuentaba durante sus ratos libres el Casino de Torre del Mar.
Anselmo Vilar iba a entrar en la historia de nuestra contienda, por un echo insólito y hasta si se quiere mínimo, pero que evito miles de muertos, bombardeados y ametrallados por los aviones Yunkers alemanes y los camisas negras fascistas italianos y los cañones de los barcos de guerra de la armada franquista, como el crucero Baleares, el Canarias y el Almirante Cervera, la flor y nata de la marina fascista, que sin piedad persiguió a lo largo de la costa a los desarrapados que buscaban ponerse a salvo de las tropas de legionarios y los “moros”, de Franco ante su inminente entrada en la capital Malagueña.
Anselmo Vilar, Anselmo entendió que si el faro seguía dando luz (tenía un alcance de más de 20 kilómetros), estaría ayudando a la marina del bando nacional y a la aviación fascista a seguir con la masacre así que, sabiendo que estaba firmando su pena de muerte, apagó la luz de su faro durante las noches del 6 y el 7 de febrero. Y fue este sencillo acto de mantener apagado su Faro, durante dos noches seguidas lo que impidió a la flota de los nacionales su orientación para continuar con los cañoneos sobre la carretera de la costa, contra mujeres, ancianos y niños indefensos que tan solo pretendían escapar.
Ante la falta de referencia, los barcos utilizaron el faro de Torrox, en los días en los que se produjo la Desbandá y se ubicaron frente a este punto del litoral, que recibió el grueso de los bombardeos, según los partes de guerra estudiados por el investigador Malagueño Hurtado.
Se estima que el acto de heroicidad de Anselmo, convirtiendo a su faro en un “santuario”, ayudó a más de 180.000 personas a continuar con su huida a Almería.
El 8 de febrero, las tropas franquistas tomaron Torre del Mar. Entonces, supieron lo que había ocurrido con el faro y arrestaron a Anselmo Vilar. El lucense, que tenía 55 años, fue fusilado junto al cementerio de la localidad. Jamás se ha encontrado su cuerpo, a pesar de que hay registro de varias fosas comunes en la zona.
A pesar de que tanto los municipios de Lugo como Vélez-Málaga conocen la historia del farero, nunca se le ha dedicado un homenaje o se han rendido honores a su acto heroico, que cumple ahora 88 años. Anselmo Vilar, eso sí, se ha ganado un hueco imborrable en la historia.
Aunque fue una matanza peor que la de Guernica, los historiadores coinciden en señalar el interés de todos por olvidarla. Tanto por los sublevados, debido a la crueldad de su acción, como por los republicanos, que abandonaron la ciudad de Málaga y a sus refugiados a su suerte.
El periodista Jesús Hurtado, descubridor de esta extraordinaria historia, espera que, cuando se levanten los cuerpos de esas fosas, en el bolsillo de alguno de ellos se encuentre una torre de ajedrez tallada a mano. El día que eso ocurra, Anselmo Vilar podrá descansar en paz.
La heroicidad de Anselmo y su historia se fueron apagando con el tiempo, como la luz de aquel faro desde el que salvó a miles de personas de una muerte segura, y en la actualidad solo el Ayuntamiento de Vélez-Málaga está realizando los trámites para reconocer la importancia histórica y humanitaria de la decisión de Anselmo de sacrificar su vida para salvar la de los demás. Quizá ya va siendo hora de que el país entero le dé las gracias.
Para conocer mas en profundidad esta historia, recomendamos el blog de D, Iván Fernández Amil. Historias de la Historia. En la que se da puntual cuenta de todo cuanto antecede.
Lamentablemente no puedo aportar autoria de las fotos que acompañan este articulo, realmente las he tomado prestadas de la red, por lo que agradezco a sus autores la amabilidad y gentileza, y si alguno tuviera algun inconveniente, le ruego me lo haga saber para retirarlas de manera inmediata, con mis disculpas.
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