BIENVENIDOS A PERU.- PACHAMAMA RAYMI. (Madre Tierra).

PACHAMAMA RAYMI. MADRE TIERRA. TRADICIÓN, HISTORIA, PRESENTE Y FUTURO. Siempre que se hace mención a este País, por cierto, el tercero en extensión y tamaño de América del Sur después de Brasil y Argentina, con el que no solo nos une el idioma y la cultura tradicional sino su origen natural volcánica y la razón misma de su independencia lógica, el carácter indómito de sus pueblos y gentes, pensamos inevitablemente en el “Imperio Inca”, y las consecuencias y causas de su desaparición. Pero Perú es aquel imperio indígena y mucho, muchísimo más que buscar y de lo que asombrarse dentro de las más de 44 lenguas de las que todavía se tienen noticias queda algún hablante, o de las cincuenta y cinco diferentes etnias indias, que permanecen más o menos entre mezcladas en los pueblos y aldeas perdidos por la cordillera andina y su meseta infinita.
Por cierto que llama poderosamente la atención como nos han venido históricamente aquello de la Leyenda negra, ya saben la de los conquistadores crueles y asesinos sin escrúpulos ni conciencia religiosa en busca del dorado, que aniquilaron pueblos y etnias, cuando la realidad es que la conquista tras el descubrimiento oficial de las Américas por Cristóbal Colon, en tiempos de los Reyes Caóticos haya por el 1492, fue muy diferente de lo que los enemigos del imperio Español,, nos han hecho creer, y como prueba inequívoca la inmensa mayoría de ella población de este y otros Países Hispanoamericanos, en los que el indígena es mayoría, frente a la piel blanca de los europeos. Bien diferente, lo que ocurrió en USA, o Canadá, donde los ingleses y franceses, aniquilaron, prácticamente en su totalidad a los pobladores de aquellas tierras, en su afán de conquista. Evidentemente aquella fue desde el inicio una aniquilación en plan conquista, en tanto que los españoles, aun cometiendo mil tropelías y crímenes, buscaron la conversión, la evangelización y la integración de las indias descubiertas, y no su destrucción.
Cuando llegas al moderno y recientemente inaugurado aeropuerto Jorge Chaves, de la capital del Perú, Lima, después de doce interminables horas de vuelo, en un ruidoso Boeing de Iberia, te asalta la sensación de caos, en donde todo es reciente, nuevo y sin casi estrenar, por lo que lo más posible es que el desorden se imponga a la normalidad de la práctica ya rodada con el tiempo, que va corrigiendo errores. La primera impresión es que aquí todo es macro, inmensos e interminables pasillos, superficies absurdamente vacías y de un tamaño descomunal, aparcamientos interminables semi vacíos, y colas que parece no tener ni principio ni fin.
Ya en la carretera, tu hotel de destino aguarda a algo más de una hora, de atascos, embotellamientos, tráfico intensísimo, y desorden caótico, en el que el impera el salvase el que pueda, el que llega pasa primero, la ley del más fuerte, porque así son las cosas cuando se comparte espacio, calles sin aceras, polvo y tierra volcánica en medio de postes de luz con miles de cables colgando, carricoches tipo tuc tuc, vehículos de motor, destinados al desguace más tarde que pronto, pero que siguen prestando servicio, tiendecitas que venden de todo, puestos ambulantes, y niños que juegan al futbol entre los coches, con absoluta naturalidad sin que nadie levante la voz, parezca molesto, o tenga prisa, porque aquí la prisa hay que dejarla aparcada, para que andar estresado, si en medio de once millones de habitantes, tu espacio vital es tan reducido como tu deseo de acabar pronto y regresar a casa, después de una agotadora jornada de trabajo? .
Observando estos interminables atascos, se comprende que en los últimos tiempos llegaran a nuestras tierras conductores de camiones desde Perú, son bastante buenos conductores, pacientes, y muy profesionales, en todo el tiempo que permanecimos y viajamos por sus carreteras, no vino ni un solo accidente, o choque, de vehículos, lo que da cuenta de sus habilidades como conductores, en medio de esta marabunta de vehículos, y escasas normas de circulación, porque difícilmente las respetan. A lo largo de estos doce días de turismo por el País, visitamos lugares de enorme belleza, como la Cordillera Andina, y su interminable meseta, a casi cinco mil metros de altitud. Pudimos fotografiar y admirar el vuelo harmónico de los cóndores, en el cañón del Colca, el segundo cañón más profundo de todo el planeta. Visitamos sorprendentes ciudades como Puno, Chivay o Maca, en las que el espíritu indígena está a flor de piel, y no es necesario escarbar mucho para comprobar esta curiosa mezcla de religiosidad católica, y misticismo aborigen, transmitido de generación en generación. Y desde luego resultó toda una sorpresa maravillosa, la visita a Arequipa y Cuzco, con visita obligada a una de las siete maravillas del mundo, como son las ruinas arqueológicas del imperio Inca, y El Machu Picchu.
Arequipa es una cuidada ciudad en la que los restos de la cultura colonial se entremezclan con lo nuevo, respetuosamente, entre calles empedradas de sabor porteño, y guiños a su pasado indígena en piedra de color blanco, extraídas de las entrañas de los volcanes que rodean su contorno. La ciudad nos sorprende y regala sus construcciones barrocas, sus templos y catedrales entre plazas de ensueño, y de remate el hechizo del monasterio de Santa Catalina, sin duda uno de las construcciones religiosas más imponentes que hemos visto. Fundado en 1520, tanto su extensión, como el completo laberintico de calles, celdas, y claustros, hacen de este lugar algo inenarrable y único.
Tampoco podemos olvidarnos de Cuzco, posiblemente la segunda ciudad en tamaño y población, del Perú, en donde se atesora toda la magia, el olor y sabor de la cultura colonial, al tiempo que se respira el encanto de la cultura indígena, en forma de colores, música y baila, que durante los dos días que permanecimos en la ciudad, nos acompañó incansablemente por encontrarnos en el mes de junio, festividad del Corpus Christi.
En cuzco es posible fotografiar por las calles mujeres con sus mejores galas, con cintas de colores, y sombreros típicos, llevando de la mano, una mansa Llama, o una vicuña. Pero en medio de las festividades y la animación típica de las festividades, también puedes tomar un taxi turístico, en cualquiera de las oficinas que te ofrecen sus servicios, y visitar durante tres/cuatro horas, las ruinas de los templos de Sacsayhuamán, Qënqo, Puka Pukara, o el de Tambomachay.
Tampoco podemos olvidarnos pasear por las callejuelas del caso histórico, cargadas de simbolismo, y más que animadas, en estos días, tomando cualquier dirección desde su céntrica plaza de armas, punto de partida para cualquier recorrido por la ciudad, con sus balcones y galerías con arcos, su catedral y las iglesias de Jesús María, y del Triunfo. Punto y aparte en el viaje supone la visita al interior del lago Titikaka. Sin lugar a dudas el lago más elevado del planeta, fascinante lugar con sus islas Taquile, y lo que queda, de la ancestral cultura de los Uros, pobladores de estas islas construidas en juncos, que durante 25 años, se mantienen a flote, mientras sus pobladores viven de la pesca, y la caza de aves, conservan sus costumbres y su propia lengua, aunque inevitablemente tienen los días contados, y su futuro se presenta negro, negrísimo, en medio de esta sociedad global, en la que las comunicaciones y la inmediatez, arrasan con los medios de vida tradicionales.
Estas islas se construyen de forma bien curiosa, valiéndose de los tallos fondeados en las profundidades del lago, de la planta conocida como Totora, juncos comestibles que los Uso, cortan con afilados cuchillas bajo el agua, y que sirve para ir reponiendo y conservando intacta de la humedad y el agua la propia plataforma sobre la que se levantan sus cabañas de juncos, y madera, y donde realizan prácticamente todos sus trabajos diariamente, al tiempo que construyen sus canoas, pescan o cazan, lo necesario para su sustento. Finalmente hablaremos de esta joya del Perú, una de las estaciones arqueológicas más importantes del mundo, y desde luego patrimonio de la humanidad, a la que llegamos después de levantarnos a las cinco de la madrugada, viajar dos horas en autobús, desde la ciudad de Cuzco, y hora y media de tren desde el punto inicial del valle en el pueblo de Ollantaytambo hasta Aguas calientes, desde donde un autobús de servicio regular, trasporta a los visitantes, hasta la fortaleza de Machu Picchu, en medio de un bosque frondose recortado sobre inmensos picos montañosos, que hacen inexpugnable e inaccesible el lugar, a más de dos mil metros de altitud.
El Machu Picchu es el asentamiento Inca, por excelencia, y la muestra palpable del poder que en su momento debieron ostentar aquellos guerreros inconquistables, que deslumbraron a los conquistadores españoles por su riqueza y avanzada sociedad. Estamos en una inmensa y sorprendente ciudadela, una ciudad de piedra, construida en piedra, sobre las nubes al pie de una inmensa montaña. Aquí podemos admirar los baños, las casas, los templos ceremoniales, las tumbas de reyes y sacerdotes, y los entramados de escalinatas, que recorren las ruinas de toda la ciudadela, que a bote pronto sorprende por su tamaño, y da pistas de la importancia que en su día la ciudad debió tener.
Lo más sorprendente de este lugar, es que permaneciera desconocido o ignorado hasta 1911, ya que a pesar de que las gentes y habitantes de la zona, si conocía su existencia, el mundo occidental y los arqueólogos lo ignoraban. A modo de conclusión dejamos constancia de que esta escapada nuestra al nuevo continente se trata fundamentalmente de un viaje bastante cultural, en el que el viajero se sitúa de frente con la pasada cultura colonial de nuestros conquistadores y ante la ingente labor de evangelización e integración realizada por jesuitas y dominicos en aquellas lejanas tierras, labor cuyo resultado final es una mezcla de mitología, paganismo y doct5rina católica, como lo atestiguan los símbolos, esculturas y restos arqueológicos que se conservan en los diversos museos de arte y arqueológicos que pudimos visitar sobre todo en Lima.
Los habitantes de estas tierras son alegres, amables en grado sumo, y tranquilos, apenas vimos algún comportamiento estresante, o de carácter presuroso. El clima, la altitud y desde luego la idiosincrasia y naturaleza indígena de estas gentes, marca su comportamiento y su día a día, y hace que sean tranquilos de más, y que no se apresuren ni alteren casi por nada. El carácter peruano es una mezcla fascinante de diversas influencias culturales y geográficas. En general, los peruanos son conocidos por su amabilidad, hospitalidad y alegría de vivir. Son personas sociables y extrovertidas, que valoran las relaciones personales y la conexión con los demás. La familia juega un papel central en la vida de un peruano, y los lazos familiares son fuertes y duraderos.
Cerca del 90 % de los habitantes profesan la religión católica, establecida como la religión oficial en el año 1915. La mayoría de los habitantes de Perú son descendientes de pueblos originarios de América. También hay un alto porcentaje de mestizos y población inmigrante de Europa, China y Japón. El idioma oficial es el español, aunque existen muchas lenguas nativas entre las que se destacan el quechua y el aymara.
La cultura de Perú está influenciada por las diferentes tradiciones indígenas, europeas, africanas y asiáticas. La música peruana abarca una amplia variedad de estilos y ritmos: uno de los géneros más emblemáticos es el huayno, originario de los Andes peruanos. Sin embargo, la principal característica de la población peruana sigue siendo el mestizaje: entre los descendientes europeos, blancos, indígenas de los Andes y afroamericanos, la mezcla de poblaciones es muy importante.
Blancos, mestizos todavía llamados criollos, y afroamericanos, pero también asiáticos, se codean en la zona más dinámica económicamente del país. Es también en esta región que una élite política y social concentra todo el poder del país. Esta centralización y élite sociopolítica es uno de esos legados del colonialismo que nunca han sido cuestionados. En los Andes y en la selva amazónica, por el contrario, la proporción de la población amerindia es mucho mayor. En ciudades como Cusco, Puno, Huaraz, Cajamarca, y en todo el campo andino y amazónico, la gran mayoría de la población es claramente amerindia.
Conviene no olvidar que el término indio, en español, tiene aquí un carácter peyorativo, casi de insulto, por lo que mejor no utilizarlo, para no herir susceptibilidades. Para finalizar destacamos que Los peruanos son una cultural vibrante, enriquecido por una rica historia que abarca desde las antiguas civilizaciones preincaicas hasta la influencia colonial española y las migraciones más recientes. Esta diversidad se refleja en la gente peruana, que exhibe una mezcla única de tradiciones, costumbres y características físicas. Desde la cosmopolita Lima hasta las comunidades indígenas en la selva amazónica, la gente peruana muestra una increíble variedad étnica y cultural. La calidez y amabilidad son rasgos distintivos de los peruanos, que tienden a ser acogedores y hospitalarios con los visitantes y entre ellos mismos.

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