MICRO RELATOS CON SABOR A SAL..EN LA PANADERIA.

Iba Yo por el pan, (-Eso puede parecer carente de interés para vosotros, pero para  mi forma parte de mi rutina diaria, y es algo importante, porque como en el anuncio de la gaseosa, Yo sin pan no como)-, Pues digo, y empiezo de nuevo para los que han llegado tarde y se han perdido las anuncios de antes de las películas, los de seis y siete minutos entre corte y corte.
Iba Yo por el pan y me encontré con mi vecina, la del rellano del sexto, que además de estar como un tren es de Murcia, como Ninette, la de la obra de teatro, de Miguel de Mihura, ya sabéis; "Ninette y un Sr. de Murcia".
-Hola ¡.Que haces aquí?
...(La pregunta del millón, la estupidez de las estupideces, la estupidez al cubo, la estupidez elevada a la máxima potencia, que dicen los matemáticos y que nunca entendí porque en mis clases de bachillerato lo repetían machaconamente si ni Dios les hacía caso, entre otras muchas cosas: integrales, derivadas, logaritmos neperianos, todo eso que te amarga la juventud, tontamente y que cuando apruebas, ya nunca más vuelves a mirar.
Pues eso medalla de oro a la pregunta estúpida de la mañana,  cuando alguien tan ocurrente  imaginativo y simpático como Yo, capaz de bailar en la palma de la mano una sevillana a la pata coja, no tiene ni pajolera idea de que decir, mientras se pone del color de los tomates esos  mismos que ya no tienen sabor y a los que ahora dicen les van a inocular un gen para que vuelvan a saber a tomate, el de siempre, el de toda la vida, va y de repente se encuentra con su vecina, la misma de antes , ya os lo dije,  si esa que en las reuniones de la comunidad todos los caballeros como Yo, miramos de reojo y relamiéndonos como gato después de zamparse un buen trozo de bistec a la plancha con patatas, - las patatas mi gato las suele dejar, pero del bistec, como no andes listo no te deja ni el recuerdo, menudo ladrón está hecho, mas fino que algunos de los de puro y chistera, despacho de moqueta y puerta giratoria para recolocarse a dedo en una eléctrica de esas de los amigos y consejos de administración para pasar el rato y no aburrirse, ladrones de guante blanco, que se dice, no se muy bien porque, Yo no les veo ni guantes ni son blancos.
-Pues aquí comprando el pan. (Me respondió con una sonrisa de oreja a oreja, la susodicha del sexto G, al tiempo que recogía el cambio del mostrador de la panadería, manchado de harina, lo normal, en una panadería las monedas difícilmente pueden estar manchadas de mostaza, como los perritos calientes de los que me he tenido que retirar por culpa de un tal Colesterol, que se ha instalado en mi cuerpo, como un okupa en el bajo de unos grandes almacenes abandonados, y de los que nos enseñan en los telediarios entre porrazos y mangueras de agua a presión de la policía justiciera y protectora siempre vigilante.
Antes en los Tebeos aquellos que Yo cambiaba de a peseta y dos nuevos por uno viejo ya leìdo, después les empezaron a llamar comic, siempre estamos jodiéndolo todo, el pobre Carpanta vivía debajo de un puente y nadie se metía con él, pues digo Yo que sería un prototipo de Okupa de los de ahora, y no pasaba nada).
La verdad de la buena la mejor, a pregunta estúpida como la mía, respuesta de nota, Sobresaliente cum laude por la Sorbona de Paris, en lenguas muertas. Hay que joderse ¡Pues no vas a estar en una panadería probándote un bañador, vamos digo Yo, que para esas cosas sí que soy un lince.
-Adiós. (Le digo en el culmen de la originalidad, y aún no recobrado mi natural color moreno del Caribe, como los limones del desodorante, uhahahhhh frescor salvaje¡¡¡¡).
-Hala tú hasta luego. (Tengo que reconocer que ella, mi vecinita del sexto G, es muy moderna. Tan moderna como los móviles de ultima generación, como el botellón de los fines de semana, como el Camino de Santiago por etapas y taxi que te lleva las mochilas. Desde luego que sí, es más heavy que los del metal ese, pero que quieres que te diga. ¡Qué buena está ¡,claro que eso no es solo merito de ella, digo Yo que algo tendrá que ver en el asunto la herencia, y la selección de la especie, como explicó el tal Darwin, aquel gran Luterano que por primera vez afirmó que el hombre desciende del mono, y no veas la que se armó, el hombre del mono y la mujer de una costilla de Adán, y desde entonces  aquello del Hombre y el oso cuanto más feo mas horroroso. Si en aquellos tiempos llego a vivir Yo, no se lía semejante follón, solo con que me hubieran mirado, ya habrían llegado a la misma conclusión y sin tantos estudios de campo y laboratorio...).
-Que te doy? Era la panadera, que me sacaba finalmente de mis elucubraciones perdido en el túnel del tiempo por el que me había adentrado en pos de las curvas peligrosas del trasero de mi vecina, la mirada fija en el techo, por cierto que no le vendría nada mal una mano de pintura y las manos en los bolsillos, un día de estos tengo muy seriamente que plantearme dejar de fumar, con esa tos que me entra al levantarme...
- Que? Ah¡¡¡.Si. Dame la barra pequeña.
Le pagué con el euro que al colocarlo sobre el mostrador  se fue a tomar por  saco debajo del armario del pan, y salí con la urgencia del que sabe que lleva escrito en la cara el ridículo.
Desde entonces no volví a aquella entrañable panadería de mi barrio donde el pan era de harina bien amasado y horno de leña, con olores a pan recién cocido y conversación amena, todo por el mismo precio y empecé a comprar en el súper de los demonios una de esas baguettes mas chicle que pan. Pero por lo menos me libré de las tentaciones y sueños húmedos y ya no tuve que acudir al viejo y apolillado confesionario de Don José, mas sordo que una tapia, y que me daba la absolución sin enterarse de nada, a confesarle mis pecados.

Menos mal.   
Angel Utrera

  






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