EL CONTESTADOR AVANZADO



Uno de esos días en los que te has convertido en el enemigo público "number one" , y estás enemistado hasta con tu propia sombra, mal encarado, con ojeras, papada descolgada, patas de gallo y cientos de canas que te quedan en el careto que te mira impertinente desde el reflejo empañado del espejo de tu baño y ducha y tu en pelota picada con aquella cosa colgando, se me ocurrió llamar al servicio técnico de mi compañía telefónica a la que pago todos los meses, para que me siga robando descaradamente .
Me daba que mi teléfono debía estar averiado, porque cada vez que lo descolgaba solo se oía un :tú, tu, tu tu, tan acusador, que me sentía culpable y cómplice, como en la serie de televisión de los años cataplum ;Es Vd. el asesino?.
Armándome de valor y con una taza de café recalentado tomé mi móvil y poniéndome las gafas, privilegios de la edad porque no hay duda de que la juventud es la única enfermedad que se cura con tiempo, como filosofaba mi colega Venancio cuando tenía encima un par de cervezas y media cajetilla de Ducados, gorroneado, que son los que mejor saben, a algún primo incauto que se le tenga cruzado en el camino de cuando la gente bien nacida y educada, no saben que decirse al subir en  el ascensor, y tiran tema del tiempo; el atmosférico, el otro se suele emplear para presumir de achaques, dolores y males. Que mira que hay que ser masoquista, ponerse a ver quien está peor de salud.
Les hablo de estos tugurios de los que ya no quedan, que aún tienen agujero en el suelo para mear y siempre huelen a lejía el herrero, la de lava la señora, y lava el caballero. Reliquia y recuerdo de un tiempo olvidado, y que cuando el Venancio la coge nostálgica, se nos da por intercambiar, como si fueran cromos de aquellos que pegábamos en el álbum, con harina mojada, después ya salió el "Imedio". Y donde vamos a matar el tiempo, que mira que hay que ser necio para empecinarse en lo de "Matar el tiempo", si va a ser el tiempo el que acabará matándote a ti,  sin que te des cuenta.
Allí estaba,  aguardando después de marcar el numero de atención al cliente, a que me dieran los güenos días la voz de uno de esos operadores para clientes platino, que debe ser algo así como el paganini que paga sin dar problemas, porque no entiende de nada, mucho menos las incomprensibles facturas que te dicen que las tienes en la nube. Así son las cosas, como las lentejas o las tomas o las dejas. Como es de urbanismo y cortesía por encima de to, como proclama el Elías, puro sentido común, el menos común de los sentidos, y derramando filosofía popular de la que se aprende detrás de un mostrador de aguantar y escuchar día tras día, borrachos, imberbes, estúpidos matones de navaja barriobajera, maridos celosos, putas que llegan o van a su burdel, policías de paisano, y toda clase de escoria de la que se compone este género humano y en donde cada vez milita menos gente.
Cuando voy y oigo, -Este es el contestador avanzado de Pi, al oír la señal diga alto y claro o pulse:
1, si quiere notificar una incidencia o avería de su línea telefónica.
2, para consultas sobre su factura.
3, si lo que desea es contratar un nuevo servicio.
4, en el caso de que quiera volver a escuchar nuevamente este mensaje.
Piiiiiiititipiiiiii.
Hostia¡, Pi; tres, catorce, dieciséis, la incógnita de las putas ecuaciones de segundo grado, logaritmos y derivadas.  La madre que los parió ¡a ellos y al contestador avanzado ese; consumiendo una buena dosis de adrenalina, de la que genera mi sistema nervioso cuando estoy en trance, un trago de cafeína, del café que se me estaba enfriando y de mala lechina, cuando me cabreo con estas cosas y maquinas .
Colgado de las alturas, pensando, como Serrat, en que debería darle al techo una mano de pintura,  el puñetero contestador avanzado, ya se había soltado el pelo y empezaba a repetir; diga 1, si-diga o pulse dos, si..y tres, y la misma historia del revés, y Yo allí plantado, érase un hombre a un móvil pegado.
Finalmente, haciéndole un regate a lo Mesi,  conseguí soltarle un grandioso Uno, y aquello ya fue el mundo mundial cuando mi amigo cambia la letra de la coplilla y se lanza por peteneras con otro:
Diga o marque uno para averías de línea fija o internet.
Dos, si su línea funciona, pero con ruidos e intermitencias
Tres si ha apagado su  reuter y el wiffi no responde.
Cuatro si lo que desea es hablar con uno de nuestros operadores.
Cuatro, cuatrooo. Energúmeno y poseso gritándole a aquella cosa, y sin cortarse un pelo va y me suelta.
Disculpe; no le hemos entendido, por favor diga o pulse 1, si lo que quiere 2, Tres el mundo al revés, Dios mío querido pero que habré hecho Yo para merecer esto?
La madre de todos los contestadores avanzados y el puto ingeniero cabrito que los inventó. 


Tras un par de ejercicios rápidos, de esos de mi monitor de Yoga, para alcanzar la serenidad de cuerpo y alma, que asolan mi vida y que me arrastran por el tobogán del si algo tiene solución, para que preocuparse, mejor dejarlo pasar y ya se solucionará por si solo, y si no la tiene, ¿para qué vas a amargarte con la preocupación de buscarle solución a algo irremediable?. Finalmente el colega robotizado que moraba en el interior del contestador avanzado entendió mi suplica en forma de número cuatro y se dignó pasar mi llamada a un humano. ¡Albricias exclamé sabiéndome triunfador, mientras escuchaba como al otro lado de la línea se rendían con un casi inaudible:
-No se retire en breves momentos le atenderá uno de nuestros operadores.
No, si ya sabía Yo que el que la sigue la consigue.
Musiquilla, musiquilla y más musiquilla mientras me contestaban un; En estos momentos todos nuestros operadores se encuentran ocupados, en breves momentos atenderemos su llamada.
Musiquilla, musiquilla y Yo de los nervios, al volver a escuchar por nonagésima vez la misma historia; todos nuestros operadores se encuentran.
Doce minutos de musiquilla más tarde, me vino a la memoria aquello de: En el día de hoy, cautivo y desarmado el ejército rojo, las tropas nacionales han alcanzado sus últimos objetivos. Españoles, la guerra ha terminado.
Mientras colgaba la llamada, me  juré no volver a llamar a una puñetera compañía de telecomunicaciones con contestador avanzado en lo que me quedaba de vida.
Desde entonces la línea fija de mi teléfono ha permanecido muda y Yo continuo pagando religiosamente mis facturas a mi compañía de teléfono, y por muchos años, porque si intentara, cambiarme de compañía, creo que moriría en el intento laberintico de portabilidades, ofertas y contraofertas, derechos de retracto y tanteo hechos para que el consumidor como Yo, se pierda en las profundidades abisales de los avernos globalizadores de este mercado en que han convertido nuestro día a día.

angel Utrera.

Comentarios

Entradas populares