IGUAZU (MISIONES). ARGENTINA. Y=AGUA, GUASÚ=GRANDES.

IGUAZU.- Y=AGUA, Guasu=grandes. (en la lengua Guaraní). Iguazú es difícil de definir, porque es otra cosa. Descubrimos un lugar totalmente diferente a todo lo que hasta ahora hemos podido conocer en anteriores viajes. Iguazú es la exuberancia de la selva, el calor pegajoso de la humedad, el intenso recuerdo de la cultura india aborigen. Agua que golpea sin piedad la roca formando impresionantes caídas, cataratas asombrosas en medio de la selva en la que la vista se pierde, porque el verde de los árboles llega hasta la línea del infinito del horizonte.
Aquí admiramos la furia del agua, capaz de retorcer los hierros de una de las tres pasarelas que permiten recorrer este increíble lugar, llevándose por delante en la última crecida registrada hace tan solo unas semanas. En Iguazú se entremezclan las aguas, antes transparentes y claras, ahora Barrientos, de los ríos Paraná, El río Iguazú, y el San Antonio, fronteras naturales entre Brasil, Argentina y Paraguay.
El Iguazú moldea al norte de la provincia de Misiones, en el límite con Brasil, las majestuosas Cataratas del Iguazú: una de las Siete Maravillas Naturales del Mundo y, sin dudas, uno de los lugares más espectaculares de Latinoamérica. Tanto su ubicación en medio de la selva como su descomunal volumen de agua y numerosos saltos las convierten en un sitio inolvidable y de obligada visita en todo viaje a Argentina. Todas las precipitaciones que caen en el ámbito de esta cuenca van a dar a los ríos Paraná y Uruguay que finalmente vuelcan sus aguas en el Río de la Plata el cual finalmente tiene su desembocadura en el océano Atlántico Sur.
Según nos cuentan en las cataratas que atraviesan el parque se pueden contar hasta 275 saltos de agua, aproximadamente el 80 % de dichos saltos se ubican en la sección perteneciente a argentina, y el resto corresponden a Brasil. Cuando son superados todos los saltos, el río va estrechando su cauce y fluye entre paredones teniendo el río Iguazú una altura aproximada a los 50 m y donde alcanza una anchura variante entre los 30 m y los 50 m.
Su salto más alto conocido como la “Garganta del Diablo” es una pared de basalto que tiene una altura de 80 metros y por ella se sitúa la frontera entre ambos países, hasta donde navega el catamarán cargado de turistas y visitantes habidos de aventuras con las que disparar sus niveles de adrenalina. El ruido del agua que cae furiosa es ensordecedor y aturde los oídos del viajero que cámara en ristre saca una tras otros cientos de fotos iguales y diferentes, pretendiendo inútilmente atrapar para si tanta belleza natural.
Recortándose en el cielo gris vemos la silueta de los buitres en tanto los vencejos se lanza a toda velocidad contra la cortina de agua, atravesándola para buscar sus nidos levantados entre los huecos de las cuevas y roquedos de la pared vertical sobre la que se precipita el río. La selva resulta sobrecogedora en su variedad e intensidad, incluso el misterio de lo desconocido resulta estremecedor y da un poco de miedo salirse de los senderos marcados por el hombre en su manía de controlarlo todo.
La humedad es intensa, y el musgo crece libremente tapizando las piedras y las rocas más allá de la tierra barrosa donde crece la arboleda caótica, impúdica y desbordada, salvaje. Por otro lado, Puerto Iguazú nos sorprende por su caótico y anacrónico sistema urbanístico de no construcciones, porque lo que menos encuentras son casas al uso. Abundan los galpones, los almacenes, los bajos comerciales en medio de restos de selva, plantas exóticas y árboles de todo tipo y al fondo la línea achocolatada de barro del río.
Otra historia diferente es la de sus habitantes volcados casi exclusivamente en el turismo y los visitantes, y la marginalidad de los indios, como en tantos otros lugares, maltratados, perseguidos y casi extinguidos, que casi se mantienen al margen, perdidos en su laberinto de no cultura y lengua propia, sin presente ni futuro, sin duda ahora ya también sin pasado, porque en estos tiempos de inteligencia artificial la harmonía con la naturaleza, vivir e integrarse plenamente en tu entorno, la selva, y vivir de ella y para ella, no resulta rentable si no es a través de las máquinas, la codicia del hombre, y la transformación de la selva en anti naturales agro explotaciones salvajes, contra natura, que acaban con todo.

Comentarios

Entradas populares