LA CULTURA DEL MAS ALLA. EL LIBRO DE LOS MUERTOS .(VIII ENTREGA REFLEXIONES DESDE EL TERCER MUNDO).


EGIPTO.
EL LIBRO DE LOS MUERTOS.- LA CULTURA DEL MAS ALLA.-

En la antigua cultura y sociedad Egipcia de los Faraones el culto a la muerte, la cultura del mas allá, ha sido de tal calibre que la vida presente se entendía tan solo como una espera, un tránsito antes de emprender el viaje definitivo.

La expresión máxima de esta forma de entender la vida y respetar la muerte la podemos encontrar en el conocido Libro de los muertos que resulta ser la denominación que en  la actualidad se le ha
dado a un texto funerario del Antiguo Egipto que fue utilizado desde el comienzo del Imperio nuevo (hacia el 1550 a. C.) hasta el 50 a. C., no podemos olvidar que el imperio egipcio se extendió sobre la tierra durante casi cinco mil años.
Este libro de los muertos como se le conoce, tendría según los egiptólogos, otras denominaciones; El Libro de la salida al día, o también Libro de la emergencia a la luz. ​
En el encontramos una serie de ritos y sortilegios más o menos mágicos con los que se pretende ayudar al fallecido a superar favorablemente el juicio del dios Osiris, y de paso orientarlos a través de la oscuridad del inframundo, en su viaje a la otra orilla de la vida.
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El Libro de los muertos era parte de una tradición de textos funerarios iniciada por los más antiguos , los conocidos como : Textos de las Pirámides y los Textos de los sarcófagos que se inscribían sobre muros de tumbas o en los ataúdes, y no sobre papiros.
Algunos de los capítulos que componían el libro se siguieron inscribiendo en paredes de tumbas y sarcófagos, tal y como habían sido los sortilegios desde su origen. El Libro de los muertos se introducía en el sarcófago o en la cámara sepulcral del fallecido.


Los expertos estudiosos han podido descifrar, a raíz del descubrimiento de la piedra Roseta, los jeroglíficos y la escritura hierática en donde se describe estos sortilegios mágicos que no eran únicos, más bien variaban y eran muy diferentes en unos y otros casos, según el difunto al que se pretendía ayudar en su viaje a la otra vida, incluso en ocasiones se han descrito representaciones e ilustraciones del tránsito a esa otra vida verdadera después de la muerte.
No existía  por tanto un único y canónico Libro de los muertos. Los papiros supervivientes contienen una variada selección de textos religiosos y mágicos y difieren notablemente en sus ilustraciones. Algunas personas encargaban sus propias copias del libro, tal vez con una selección de los sortilegios que consideraban más importantes para su propia progresión en la otra vida.

En la actualidad no se conocen la totalidad de los sortilegios que formaban ese libro de los muertos, ​ aunque  si una buena parte de ellos, si bien conviene reseñar que ningún manuscrito individual los contiene todos.
 Algunos están destinados a dar al fallecido conocimientos místicos en el más allá, o identificarlos a ellos con los dioses. ​ Otros son encantos para garantizar que las diferentes partes de un fallecido son preservadas y reunidas, o también para otorgar al muerto el control sobre el mundo que le rodea. Algunos protegen al difunto de fuerzas hostiles, o lo guían a través de los obstáculos del infra mundo. Los más famosos son los capítulos referidos al juicio de Osiris en el ritual del Pesado del Corazón;.

En el fiel de una balanza se coloca el corazón del muerto, y en la otra una pluma, si el corazón pesa menos que la pluma este tendría libre acceso al paraíso ya que sus buenas obras en vida pesarían más que la maldad en caso contrario sería devorado por las bestias.
El proceso se desarrollaba más o  menos de la siguiente forma: El fallecido era guiado por el dios Anubis ante la presencia de Osiris, donde debía jurar que no había cometido ningún pecado de una lista de 42, ​ mediante la recitación de un texto conocido como la «Confesión Negativa». Entonces el corazón del difunto era pesado en una balanza contra la diosa Maat, que encarnaba la verdad y la justicia. Esta diosa era a menudo representada como una pluma de avestruz, el signo jeroglífico de su nombre.

​ En este punto existía el riesgo de que el corazón del difunto diera testimonio y revelara los pecados cometidos en vida, aunque  un sortilegio prevenía  que tal cosa no llegara a ocurrir. Si la balanza permanecía en equilibrio significaba que el fallecido había llevado una vida ejemplar, tras lo que Anubis lo llevaría hasta Osiris y podría encontrar su sitio en el más allá, convirtiéndose en maa-kheru, que significa «reivindicado», o «justo de voz».Pero por el contrario si el corazón no estaba en equilibrio con Maat, lo esperaba la temible bestia  Ammyt, la Devoradora, lista para engullirlo y mandar la vida de la persona en el más allá a un cercano y poco placentero final.
Para los antiguos egipcios hay poca diferencia entre las prácticas mágicas y religiosas por ellos los textos y las imágenes del Libro de los muertos eran tanto mágicos como religiosos.​ El concepto de magia en la antigua sociedad egipcia estaba íntimamente ligado a la palabra escrita y hablada, por lo que el acto de pronunciar un ritual era una acción de creación ​ la acción y la pronunciación se consideraban lo mismo.













​ Los egipcios también creían que conocer el nombre de algo les daba poder sobre ello, por lo que el Libro de los muertos dotaba a su propietario de los nombres místicos de muchas de las entidades que se encontraría en el más allá y por consiguiente el poder sobre ellas. ​
Sería  siglos más tarde cuando a lo largo del Imperio medio  surge un nuevo tipo de texto funerario, los denominados Textos de los sarcófagos que usaban una nueva versión del lenguaje, nuevos sortilegios y, por primera vez, ilustraciones.
 Los Textos de los sarcófagos se inscribieron comúnmente en las caras internas de los ataúdes, aunque ocasionalmente se han hallado en las paredes de las tumbas o en papiros. ​ Estos textos estaban a disposición de particulares adinerados, con lo que así aumentó enormemente el número de personas que podían esperar tener otra vida en el más allá, lo que supuso el acceso a esta cultura del más allá de personajes adinerados y poderosos de la sociedad egipcia.
Es necesario recalcar que  El Libro de los muertos contiene no solo sortilegios, para el mas allá, sino también instrucciones y explicaciones destinados a preservar el cuerpo del fallecido y muchos de ellos debían ser recitados durante el proceso de momificación.


​ El corazón, considerado como aspecto del ser con inteligencia y memoria, también era protegido con sortilegios, y si se daba el caso de que el corazón físico hubiera resultado dañado, era común enterrar escarabeos enjoyados junto al cuerpo para servir como su remplazo.
Por otra pare el ka, la fuerza vital, permanecía en la tumba con el cuerpo muerto y requería el sustento de las ofrendas de comida, agua o incienso. En el caso de que los sacerdotes o los familiares no incluyeran estas ofrendas, existía un  sortilegio con el que poder garantizar la satisfacción del ka. ​
Según describe el Libro de los muertos, el camino hacia el más allá estaba plagado de dificultades. A los fallecidos se les requería atravesar una serie de puertas, cavernas y montañas vigiladas por criaturas sobrenaturales y aterradoras​ que iban armadas con enormes cuchillos. Son representadas con formas grotescas, normalmente con cuerpos humanos y cabezas animales, o con la combinación de diferentes bestias. Sus nombres, como por ejemplo «El que vive entre las serpientes» o «El que baila en sangre», son igualmente grotescos. Estas criaturas debían ser pacificadas con la recitación de los sortilegios adecuados incluidos en el Libro de los muertos, destinados a eliminar su amenaza e incluso pasar a gozar de su protección.

 Otro tipo de criaturas sobrenaturales eran los «asesinos», que mataban a los injustos en nombre de Osiris. El Libro aleccionaba a su propietario para escapar de su atención. ​ Además de estas entidades sobrenaturales, había otras amenazas de animales reales o imaginarios, como cocodrilos, serpientes o escarabajos. ​
. En el Libro de los muertos los difuntos eran llevados ante la presencia del dios Osiris,. Había sortilegios destinados a que el Ba o el Aj del fallecido se unieran a Ra en el viaje por el cielo en su barca solar y le ayudara a llegar con bien.
Los difuntos no solo iban al lugar en que moraban los dioses, sino que también adquirían características divinas, razón por la que en el Libro de los muertos se les menciona en numerosas ocasiones como «El Osiris-[nombre]».

La mayoría de propietarios de Libros de los muertos eran miembros de la élite social, e inicialmente solo estaban reservados para los componentes de la familia real. Más tarde han sido hallados en las tumbas de escribas, sacerdotes y funcionarios. Sus poseedores solían ser hombres, y generalmente las viñetas incluyen también el retrato de sus esposas. Si en los primeros tiempos de la creación del Libro de los muertos había solo una copia perteneciente a una mujer por diez pertenecientes a hombres, durante el Tercer período intermedio dos tercios correspondían a mujeres y en la etapa ptolemaica un tercio de los libros elaborados con escritura hierática tenían propietarias femeninas.
Angel Utrera

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