VIVIR DE PROPINA.(VII ENTREGA .RE FLEXIONES DESDE EL TERCER MUNDO).




VIVIR DE PROPINA .-

Para los Egipcios la corrupción generalizada, el soborno, los pagos en negro, o simplemente la propia para conseguir algo, resulta tan natural como respirar.
Resulta absolutamente normal tener que pagar una determinada cantidad extra, un pequeño soborno o gratificación cada vez que se precisa un documento, la prestación de un servicio, o que te atiendan;  mucho o poco depende del valor y la urgencia de lo que se precisa, o más aún del sentido que cada cual le dé al dinero y si puedes o no asumir este sobre coste.


Es absolutamente usual asumir este sobre coste, para conseguir cualquier documentación oficial, gubernamental, permiso municipal, etc. ya que la lentitud en su obtención, hacen inviable su obtención por el conducto reglamentario y aconsejan la mordida cuanto mayor según tu urgencia y necesidad.
Así ocurre ante un funcionario, un policía, para que tus hijos reciban una mínima atención por parte del maestro, al solicitar los servicios médicos, y en todo y con todo lo que constituye el día a día de las necesidades básicas de cualquier persona en cualquier País de mundo mundial.


Entre los Egipcios no se comprende el concepto de "Salario mínimo, ni máximo", cada cual gana lo que puede, y una cierta cantidad en "B", como sobresueldo que te ayuda a ir tirando y que va a depender de tu puesto, tu habilidad, tu descaro y tus instintos para estimular al pago a los demás.
No se entiende el futuro, ya que lo único valido es el día a día y sobrevivir, por tanto no está generalizado el cotizar para el futuro, y tu vejez, porque se da por supuesto que la familia cuidará de ti cuando ya no puedas valerte por ti mismo y seas un anciano.



Lo normal es no pagar impuestos si puedes escabullirte, con lo que lógicamente los servicios públicos básicos, resultan muy deficientes, puesto que el Estado no ingresa lo suficiente de sus contribuyentes como para que la sostenibilidad del sistema resulte viable.





El caso más claro de contra sentido lo encontramos en la educación, uno de los pilares del estado del bienestar. Existe enseñanza pública es gratuita, pero muy deficiente con clases con la asistencia de más de setenta niños por aula, por lo que los padres se ven obligados a enviar a sus hijos a escuelas privadas y clases de apoyo que evidentemente tienen que pagar.













De esta forma se paga el doble, de si todos pagaran los impuestos que realmente les corresponden por sus ingresos, si estos fueran los que no son.
La excusa perfecta es que la vida es muy cara en Egipto y carecemos de todo, pero para algunas voces entendidas y concienciadas, la realidad no es esta sino mas bien la ausencia total de concienciación entre sus conciudadanos del sentido de la solidaridad, la educación, y el convencimiento de que el sistema público solo persiste si se contribuye y sostiene entre todos, en un sistema en el que el gasto mayor por parte del Estado se destina a seguridad exterior, de un ejército en continuo pie de guerra y vigilia ante sus fronteras con Sudan, Israel, o Libia, sus enemigos tradicionales y naturales, y ahora además incrementada por el reforzamiento de la seguridad interior, ante los gravísimos ataques perpetrados por los grupos terroristas fundamentalistas árabes y  sufridos por el turismo, fuente principal de sus recursos que han provocado el empobrecimiento del pueblo egipcio en un  sector del que dependen casi cincuenta millones de personas, de forma directa e indirecta .
El resultado final es un País caótico, en el que el reciclado y el todo sirve y todo vale es la consecuencia lógica de un concepto vital absurdo  en donde la suciedad es la norma, en el que sálvese el que pueda es el mejor exponente  de la filosofía árabe, y donde la pillería, el trapicheo, el regateo, el soborno la corrupción y el engaño son normas de subsistencia básica.
Aquí lo corriente es vivir de propina, y comprar y vender cualquier cosa, desde los servicios básicos hasta la cosa más inútil que puedas imaginarte, porque alguien seguro que le va a encontrar utilidad y la necesita, y entre tanto miles, millones de botellas, bolsas de plásticos, papeles, desperdicios, etc. se amontonan sobre las aceras, los descampados y las márgenes del río de los ríos, el Nilo, y las viviendas de un color marrón ocre caca, se elevan hasta el cielo en una, dos o tres plantas, que una y mil veces rematan con vigas de hormigón del que sobresalen los encofrados de hierro sin terminar, porque mientras no se remata la obra, no se pagan impuestos, así pueden durar eternamente sin que jamás se terminen, y de paso  así está lista cada vez que se precisa añadirle un piso para un nuevo miembro de la familia que contrae matrimonio, aunque el efecto resulte estéticamente demoledor, y desolador el efecto sobre el paisaje, el feísmo impera y el chabolismo galopante por encima de cualquier otro concepto de habitabilidad o harmónica belleza, de la que nadie oyó jamás hablar.


La pregunta ociosa nos surge espontáneamente ante este despropósito; ¿Como un País, que durante cinco siglos dominó el mundo conocido, y tuvo tanta riqueza y esplendor como para construir gigantescas pirámides y obras inmensas de ingeniería y matemáticas, conocimientos de medicina y ciencias naturales, botánica, y un largo etc. han  podido terminar en tal estado de miseria, empobrecimiento y suciedad, viviendo prácticamente de limosnas y en la calle?.
Angel Utrera    

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