EL PISO. (Microrelatos con sabor a Sal).
Fue un año más, o un año menos,
depende de cómo se mire, lo de siempre de la botella medio llena o medio vacía,
ya se sabe que un pesimista es un optimista desengañado tristemente, insulso,
vulgar, tedioso, aburrido y como todos los anteriores 16 para mi, comiendo,
durmiendo, estudiando y a ratos jugando con los colegas y amigos del cole y del
barrio. 
En aquel año, los americanos, salían
de Vietnam con el rabo entre las piernas, mascando chicle, con sus barras y
estrellas en la bocamanga de las chaquetas, desde luego "americanas",
por eso se les llama así a las de los trajes de los caballeros y con una buena
lista de lo que las autoridades del momento llamaron caídos por la patria,
bajas, héroes defensores de la libertad, etc. Y un cuerno de cabra, que se lo
cuenten a todos los que allí se quedaron para siempre criando malvas, sin
enterarse de por qué y para qué.   
También como quien no quiere la
cosa, desde Cabo Cañaveral, al que habían empezado a llamar  Cabo Kennedy, se ponía en órbita la nave
Pionner 11, que no tengo ni idea de para que sirvió, pero  cuyo lanzamiento  queda muy majo en la historia de aquel año y
como no, se inauguraban las famosas Torres Gemelas, que años más tarde iban a
ser protagonistas de una de las mayores ignominias que el hombre puede llegar a
cometer, al ser derribadas en  aquel acto
atroz de los aviones bomba, del Bin Landen ese, chocando contra ellas,  del que el mundo todavía no se ha recuperado.
Regresa Juan Domingo Perón, a la
Argentina de su amada y llorada Evita, la de no llores por mí, claro que ya
casado con otra, ya se sabe que las penas con pan son menos. Mike Olfield lanza
un disco revolucionario para la época y que marcaría toda una tendencia en el
mundo de la música, su Tubular Bells. Nixon, ¿Se acuerdan del?, empieza su
particular calvario con el caso Watergate, el de los fontaneros de la Casa
Blanca, que acabaría en su dimisión como presidente de USA. Grecia abole la
monarquía y se declara nuevamente Estado Republicano, y por aquí el Gobierno de
nuestro Generalísimo de todos los ejércitos del mundo mundial, el golpista
Franco, con su brazo incorrupto de Santa Teresa bajo su almohada, desfiles bajo
palio de la Santa madre Iglesia, y el sanguinario Carrero Blanco al frente de
su gobierno de tecnócratas y opus deístas, toma nota, y se acuerda del dicho de
que ;"cuando las barbas de tu vecino veas pelar, pon las tuyas a
remojar", y le manda un recadito a Juan Carlos, el que sería a la postre
el Rey de reyes, el de la "Justicia es igual para todos", aunque para
escucharle esta frase lapidaria, aún faltaban bastantes años  en nuestras vidas vulgares, comunes, mondas y
lirondas, de Españolitos que vienes al mundo, te guarde Dios, una de las dos
Españas ha de helarte el corazón, como nos cantaba Serrat, apropiándose los
versos de Machado.
En Futbol, el Atlético de Madrid
gana la liga, y el otro Atleti la copa del Generalísimo, el Madrid ,equipo del
gobierno, entra en depresión, y la avenida que sube desde el Estadio Santiago Bernabéu,
hacia la plaza de Cuatro Caminos, la calle Juan Domingo Perón, empieza a ser
conocida como "la Senda de los elefantes", porque el caminar de sus
socios y aficionados a la salida de los partidos se asemeja a un pesado y lento
caminar de elefantes, lamentándose del juego de su equipo, después de una nueva
derrota. Por otra parte es el Ajax de Ámsterdam, un equipo desconocido
hasta  unos años antes que comienza a
maravillar y marcar una época al conquistar su tercera copa de Europa
consecutiva,  con Johan Cruyff, Neeskens,
Stefan Kowaks y compañía después de dejar en la cuneta en semifinales, nada
menos que a aquel Real Madrid, de los, Amancio, Santillana, el que después
seguiría jugando a pesar de tener tan solo un riñón en perfecto estado, Zoco,
García Remon,Benito, etc. y al que dirigía el mago Miguel Muñoz, que en paz descanse.
Y se estrenan películas tan
inolvidables como; La noche Americana de François Truffaut, El Hombre de Macintosh
de John Huston, Amarcord de Federico Fellini, o el Espíritu de la Colmena de
Victor Erice, aquí en casa. En tanto que el Oscar a la mejor película se la
lleva, nada más y nada menos que el Golpe, de George Roy Hill, y aquel amor de
mujer, la Tatum O'Neal, se lleva el de mejor actriz, por su papel tierno y
delicado, en Luna de Papel, que niñita mas ideal, y que buena estaba de mayor,
que me perdonen las feministas, pero es que era para mojar pan y repetir plato. 
Nuestros encuentros con el sexo débil, que me río Yo de lo de débil, que menudas eran y el genio que se gastaban como te metieras con ellas y no les gustara, se limitaban a ir a comer unas tortitas de crema y chocolate y una coca cola, a la salida de los partidos de futbol, los sábados por la tarde.
Algunas veces cuando nos
sentíamos generosos y la paga de la semana aún duraba, las invitábamos,
aunque  las mas, compartíamos las
tortitas y la coca, una para dos.
Y los Domingos a la tarde, el
"guateque", en el bajo del " Pedro Lachica", que sus padres
tenían una pensión, y en aquel bajo preparábamos aquellos bailes, con música de
Simon and Garfunkel, de los Canarios y los Bravos, de los Mustang, el Duo
Dinámico, Adamo y aquel mágico Tus manos en mi cintura, pero mírame con dulzor,
y en donde la batalla incruenta de los sexos, era nosotros arrimarnos y ellas
con los brazos sobre sus incipientes e insinuantes pechos, que deseabas no solo
sentir, sino palpar y ver en el máximo de la perversiòn, separándose de
nosotros para que no se notara su deseo, porque claro eran decentes, y otra
cosa estaba mal vista, y era ser una cualquiera. Nosotros pulpos y ellas erizos
de mar llenas de puas, y de vez en cuando se rifaba una bofetada, por pasarte
de la raya.
Éramos aprendices de hombres, y
mujeres, pero claro sin saberlo, y la vida poco a poco se habría de encargar de
que lo aprendiéramos, sin duda, en ocasiones a base de golpes, con demasiado
sufrimiento y dolor, pero las cosas son así, y siempre así fueron.   
Es curioso recordar ahora, que
antes del sexto mandamiento hay cinco, pero que todo su obsesión fuera siempre
el sexto, y que cada viernes al irnos a confesar, el examen de conciencia,
empezara siempre por el dichoso sexto, la castidad, y cuantas veces te has
tocado, y has tenido pensamientos impuros, no te preguntaban si habías robado,
o si honrabas a tu padre y a tu madre, o si amabas a Dios sobre todas las
cosas, no, siempre era que si te masturbabas y cuantas veces, y menos mal que
no me preguntaban por el coito, o si había follado o no, porque Yo de aquella más
verde que los Pirineos, y ni idea de lo que era, claro que algo me maliciaba,
pero siempre en medias palabras, mentiras a medias, y chistes verdes que entendía
a trancas y barrancas. 
Aquel año fue para mí el del
salto al finalizar el bachillerato, a lo que se dio en llamar COU (Curso de
orientación Universitaria), y que vino a sustituir al famoso PREU, -quien no ha
visto la película, aquella españolada de época, de los "Chicos del
Preu", - Enorme invento, y gran parida que duró lo que dura un caramelo a
la puerta de un colegio, porque no tenían ni puñetera idea, como en casi todas
las reformas educativas que ha padecido este País nuestro, de lo que hacer,
puestas en marcha por imbéciles ministros analfabetos. 
Pues eso, para rematar mi paso de
ecuador y aprendizaje en aquel año, no recuerdo como ni porque di con mis
huesos en uno de esos, como lo llamaría Yo? "El Piso".
Mi inmersión en aquel mundo duró
escasamente un año, francamente tengo que reconocer que con la máxima
amabilidad y educación posible, me invitaron a dejarlos, ya que presentían que
aquello no era para mí. Realmente acertaron de lleno en su diagnostico, y tal y
como lo recuerdo, me invitaron a marcharme y yo cogí la puerta y les dije hasta
luego Lucas, si te he visto no me acuerdo, y hasta hoy.
El caso es que fue visto y no
visto, mi crisis de identidad, mi confusión mental, mi fe, el miedo, temor,
pavor por el pecado, la debilidad de espíritu del que aún no sabe de la misa la
media y busca y quiere probar, y quiere saber, y se equivoca, y sigue, y
pregunta y revuelve, y lee, y contrasta. Todo un batiburrillo de, ahora desde
la distancia de los años, lo sé, de estupidez y miedo a vivir, que ellos en el
Pisito, al que yo empecé a acudir con algún amigo, por su biblioteca, e
instalaciones maravillosas para estudiar, intentaban canalizar y teledirigir,
moldeando nuestras almas y cuerpos de niños/hombres, a su antojo y
conveniencia.
Angel Utrera.   

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