Y DE MERIENDA UNA BAMBA DE CHOCOLATE Y CREMA.....


El final es siempre agrio como la leche cortada.
Los principios sin embargo, saben a crema y chocolate, como aquellos pasteles de a peseta de mi infancia.
Una “bamba”, de merienda, dedos infantiles pringosos y boca de churretones pintados.
Las despedidas son como callejones, en orines de gato y bilis de borracho que trasnocha porque no tiene ni a donde ir, impregnados.
Mis palabras a veces, suenan a mis oídos cerrados, como el murmullo de aquellas radios de galena, entre pitidos y silencios entrecortados.
Mis manos son de mantequilla y mis ojos opacos por la niebla del tiempo perdido entre dudas y errores, ya no miran sino al. pasado, sin ver nada.
El laberinto de los sueños, es ya una pesadilla en la que, insomne recalcitrante me revuelco como un puerco en su pocilga, feliz, porque no conoce nada que no sea esta vida de estiercol y barro pestilente.
Despuès del rayo, siempre llega el trueno.
El final de la muerte es la vida, y siempre que llueve, escampa, más tarde o mas temprano.
Pero por encima de mi, y de lo que siento,
no hay ninguna duda, que quedará la sombra del recuerdo, proyectada en cal viva,
de aquellas tardes de invierno, en braseros de picón , sobre las paredes blancas de mis sueños,
hasta que lo que he sido, ya no exista, y nadie pueda ver el arco iris de mi aliento tras la huida de este tiempo.

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