VALENCIA: MUCHO, MUCHO MÁS QUE FALLAS, FALLERAS, NINOTS, PÓLVORA, Y SU ALBUFERA.

VALENCIA Mucho, mucho más que; Fallas, Falleras, Ninots, Pólvora, Paella, y su Albufera . El desplazamiento desde el aeropuerto de Manises en Valencia hasta el corazón mismo de la ciudad, se puede realizar cómodamente sentados en los asientos de un moderno vagón de tren del metro que prácticamente comunica todos los barrios de la capital, dejándote en la avenida de Xàtiva, con la sorprendente estación del Norte a tu espalda, y la plaza del Ayuntamiento, centro histórico a unos pocos pasos, sorprendente y curioso paseo que el viajero recorre estupefacto asaltado por el olor a pólvora y el ruido atronador de petardos y cohetes que grandes y pequeños hacen explotar sin ton ni son, y que llevan el santo y seña del que compra cualquier cosa en aquellos “Todo a cien”, ahora todo a un euro, de los bazares chinos.
Valencia nos acoge en vísperas de sus fiestas más entrañables, y lo hace a manos llenas desde esa desprendendida y acogedora naturaleza levantina de gente alegre, abierta y hospitalaria, aunque ruidosa a mas no poder. Valencia en Fallas, es la cremá, la plantá de los ninots de las fallas, la mascletá, los desfiles y elecciones de las falleras, y desde luego, aunque nosotros no pudimos quedarnos hasta el final, su semana grande que culmina con la “nit del foc”, la quema de las fallas. Si hay una experiencia única de verdad, de esas que solo se pueden vivir en un lugar en el mundo, son los espectáculos pirotécnicos nocturnos y la esperada Nit del Foc durante las Fallas de València, y vive Dios que no exageramos, como pudimos comprobar en el aperitivo con que nos dieron la bienvenida la noche del sábado día dos. Sin miedo a exagerar creo que nunca habíamos contemplado un tan intenso y ruidoso espectáculo de luz, sonido y olor a pólvora en el cielo Valenciano que se iluminó durante más de quince minutos con todo tipo de fuegos artificiales, un castillo deslumbrante de colores, un lienzo pintado de luces y ruido.
Según cuentan las crónicas la primera de estas “Nit del foc”, fue en el año 1932, como celebración dentro de la Semana de las Fallas, y sobre todo era una Mascletá, con petardos. Mucho ruido, y sin fuegos artificiales, de cualquier forma declaradas Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, las Fallas tienen un origen incierto, pero de lo que no cabe duda es que son la fiesta grande de Valencia, y una de las más intensamente disfrutada por los habitantes vecinos y visitantes, podemos aseguraros que durante todo el día el trasiego, y las idas y venidas de la gente es incesante, ni siquiera se detiene el flujo de personas calle arriba y abajo, por plazas y avenidas, durante las horas de comida, permaneciendo prácticamente la totalidad de restaurantes, bares y establecimientos de hostelería y comida, abiertos día y noche.
Pero Valencia no solo son sus Fallas, hay más, muchísimo más que sorprende y atrae los sentidos del viajero que se sumerge en esta maraña festiva de luz y color, de aromas y sonidos, dentro de las calles, callejuelas, plazas y avenidas de la Villa, mientras los empleados municipales de limpieza no paran ni un segundo en su cometido de mantener un mínimo de limpieza y decoro, tarea arduo difícil, ante la avalancha de gente que inunda las misma.
Desfiles de comparsas, y grupos falleros, charangas y chirigotas con sus instrumentos musicales animando el cotarro. Locales de fallas, que llaman por sus asociados, que ante sus puertas montan la fiesta, y desde luego las paelleras hirviendo sobre el asfalto, no una, ni dos, ni tres, porque sin duda hace falta una buena cantidad de fuegos sobre el que cocinar el arroz para tanta gente, que ríe, salta, baila y canta, en medio de cualquier calle, donde se monta una falla sin ningún pudor. El caos del tráfico es imaginable, porque media ciudad está colapsada, y el centro no es para los coches, así que mi consejo es caminar, pasear y perderse siguiendo la corriente de este rio incansable de fiesta por cualquier calle, y no te preocupes que no te pierdes, hoy en día el Google maps, lo soluciona todo.
De Valencia en Fallas podemos contar del origen de las fallas que, aunque hay decenas de versiones una de las más conocidas nos habla de la antigua costumbre de los carpinteros que, en vísperas de la festividad de su patrón, San José, celebrada el 19 de marzo, quemaban trastos viejos a las puertas de los talleres para celebrar el fin del invierno. Junto con los restos de madera se colocaban unos candiles que sostenían en un palo, a modo de candelabro, llamado estayo parot, tampoco podemos olvidarnos de sus gentes, amables, cordiales y abiertas, con ganas incontenibles de fallas y fuegos.
Valencia es el cauce de un río seco, reconvertido en campos de futbol, y paseo, por donde transitar cómodamente en bicicleta. Es su impresionante Catedral, la SEO, el Mercado, la iglesia de San Nicolas autentica Capilla Sixtina, con sus frescos decorando la bóveda. El modernismo de los edificios de la ciudad de las Artes y las Ciencias, o los restos de la arquitectura Mudéjar en tantos edificios y construcciones religiosas, como la iglesia hospital de San Juan, de claro sabor Templario.
Y desde luego no debemos olvidarnos de su Albufera, de las barracas que inmortalizó Vicente Blasco Ibáñez en sus libros, y el lento navegar de las barcas entre los canales preñados de carrizo, mientras se pone el sol sobre la silueta borroso de la sierra. Desde luego un placer inolvidable para los sentidos, y una experiencia única y entrañable este deambular entre estallido de petardos, olor de pólvora, sabor de paella, Falleras y Fallas de Valencia y su Albufera.

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