IMPULSO

Al abrir la puerta, ansiaba el brillo de sus ojos, su voz calida, el abrazo tierno y el sabor de sus besos....

En cambio el silencio frio del momento le golpeò cruelmente.

Ella no estaba.

Ni siquiera una nota de despedida sobre su almohada.

Se sentò sintiendose embriagado por la perdida, y como un autòmata cogiò las llaves del coche, y sin ni siquiera cerrar la puerta de casa, saltò los escalones con avaricia.

Dos horas despuès, no recordaba nada, sòlo vivia el momento de verla bajar las escaleras del vagòn de aquel maldito tren que se la llevaba.

Su sonrisa le devolviò a la vida. ¿Que haces aqui mi amor....?

Me sentì perdido sin el calor de tus palabras, y me he dado cuenta que te quiero para mi, para siempre, le dijo.

El regreso ya no importaba nada, estarian juntos para siempre.......