La verdad no existe, la verdad ha muerto, todo se reduce a una invención
del subconsciente, una burla peligrosa y cruel de la mente, un juego.
Nada es lo que parece, no hay nada verdadero, autentico, no existe la
realidad, todo resulta ser un mal sueño, la imagen borrosa sobre un cristal
empañado por el tiempo, una visión distorsionada por la retina endurecida por
los años, la violencia y el miedo atrapado en nuestros ojos de empedernidos
curiosos del día a día.
La razón, como principal enemigo de la fantasía juega y se recrea en la invención
de esta ficción sin límites en la que caemos como moscas en un panal de miel,
quedamos atrapados en él por siempre y
para siempre, condenados a recorrer estos laberintos de duda y fracaso, de
mentiras y temores, como Teseos mitológicos, y así sonámbulos impenitentes nos
embarcamos en viajes de vidas montados en hermosos corceles blancos
inexistentes, como el alado Pegaso, que nos llevan de isla en isla en una
incansable búsqueda de nuestras Itacas inventadas, donde nos aguardan Penelopes
transparentes que tejen y destejen sin desmayo nuestras falsedades, brillando
como luciérnagas enloquecidas entre la mentira y los sueños, mas allá de la
corruptela de la muerte, la única y autentica verdad, la única no mentira, la
soledad de los ausentes, la muerte esquiva y asesina en la que al final todos
nos perdemos , la autentica verdad de nuestras vidas; el olvido.
Nada es lo que parece, no hay nada verdadero, autentico, no existe la
realidad, todo resulta ser un mal sueño, la imagen borrosa sobre un cristal
empañado por el tiempo, una visión distorsionada por la retina endurecida por
los años, la violencia y el miedo atrapado en nuestros ojos de empedernidos
curiosos del día a día.
La razón, como principal enemigo de la fantasía juega y se recrea en la invención
de esta ficción sin límites en la que caemos como moscas en un panal de miel,
quedamos atrapados en él por siempre y
para siempre, condenados a recorrer estos laberintos de duda y fracaso, de
mentiras y temores, como Teseos mitológicos, y así sonámbulos impenitentes nos
embarcamos en viajes de vidas montados en hermosos corceles blancos
inexistentes, como el alado Pegaso, que nos llevan de isla en isla en una
incansable búsqueda de nuestras Itacas inventadas, donde nos aguardan Penelopes
transparentes que tejen y destejen sin desmayo nuestras falsedades, brillando
como luciérnagas enloquecidas entre la mentira y los sueños, mas allá de la
corruptela de la muerte, la única y autentica verdad, la única no mentira, la
soledad de los ausentes, la muerte esquiva y asesina en la que al final todos
nos perdemos , la autentica verdad de nuestras vidas; el olvido. 
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