MORIR DE EXITO.
Para mi buen y querido amigo; IÑAKI URDANGARIN IRAETA,
creador y editor de la Editorial Agalir, ediciones Solidarias, capaz de volar mas alto que nadie desde su silla de ruedas, para que nunca deje de soñar y de creer....
A menudo me pregunto sin
respuesta, evidentemente; Que es una buena foto para mí?
Siempre, los fotógrafos, ojo que
Yo no me considero tal, no alcanzo mínimamente la categoría de fotógrafo, y si
acaso estoy un par de peldaños por debajo, tan vez en el nivel de "ojo curioso, de una
insaciable capacidad de admirar, buscar y querer atrapar la belleza de lo que
veo y descubro a mi alrededor".
Pues digo que los fotógrafos, los
pintores, los escultores, los escritores, artistas todos, creadores de sueños,
capaces de producir sensaciones contrapuestas, y de provocar la atención del
espectador, andan, andamos a la busca y captura de la "Obra
perfecta", nuestra tormenta perfecta, total y absoluta, la madre de todas
las creaciones, que vuelvan locos al que la contempla, y poder escuchar
extasiados que nos digan absolutamente convencido:
¡Que maravilla tío. Es espectacular.
Grandiosa. ¡
Raramente se consigue, y muy
escasamente se puede llegar a escuchar tales exclamaciones. Es lo que conocemos como: "El éxito", como forma de
reconocimiento social, la admiración y no hablo de su compensación crematística,
sino tan solo de la estimulante y valiosa recompensa emocional, y afectiva que
implica el que los demás aprecien y valoren lo que tanto esfuerzo, trabajo y
horas de dedicación con más cariño y renuncia que otra cosa, te puede llegar a
ocasionar.
La mayor de las recompensas, en estos grises tiempos en los que
tanto tienes, tanto vales, todo tiene un precio, y todo se compra y se vende.
Por eso, nunca jamás de los jamases
he menospreciado, o criticado con mordacidad, o despiadadamente, o desprecio, una
creación, una obra, un trabajo de alguien realizado con pasión, y amor, con más
o menos acierto, eso hasta muchas veces es más que relativo y cuestionable, ya
saben aquello de que sobre gustos no hay nada escrito, pero sin duda que en ella quedó atrapada un pedacito de vida
de su creador y por lo tanto merece mi
respeto.
Ahora bien, lo que si tengo claro
es que creo que tanto Yo, como todos, somos conscientes en nuestro interior de
que lo que hemos realizado es bueno o no, mejorable o para el cubo de la
basura, o simplemente vulgar del montón. Y el que diga lo contrario es un estúpido
o peor aún un mentiroso.
Porque amigos, al único que no nos es posible
engañar, a pesar de la memez al cubo que rodea en el mundo del arte y artistas,
es a ese que vemos con barba de tres días, ojeras y alguna que otra cana,
reflejado en el espejo empañado del cuarto de baño, cuando nos vamos a duchar.
Ese sabe bien que somos unos farsantes
empecinados en algo imposible de conseguir porque carecemos de talento. Pero
que le vamos a hacer, la felicidad bien entendida empieza por uno mismo. O como
decía el inigualable Quevedo: Ande Yo caliente, y ríase la gente.
Angel Utrera.
Comentarios