NO ES PAIS PARA VIEJOS.....PERDON QUISE DECIR PARA JOVENES.

NO ES PAIS PARA VIEJOS....(PERDON QUISE DECIR PARA JOVENES). En los últimos cincuenta años este País nuestro, ha pasado de ser “La Reserva Espiritual de Occidente”, a convivir en paz y libertad e incluso aceptar como algo natural las parejas de hecho y el matrimonio entre personas del mismo sexo, entre otras cosas, antes impensables. Aceptamos como normal y nadie cuestiona ya, porque resulta cotidiano y un acontecimiento más de nuestras vidas, el divorcio. Nuestros hijos hace tiempo que ya dejaron de pensar en la cigüeña, y de creerse eso de que los niños vienen de Paris. Aunque mantengamos tradiciones más o menos inocentes, como los Reyes Magos, o el ratoncito Pérez. Vivimos nuevos tiempos, según nos dicen, de Democracia y libertad, aunque algunos todavía recordamos y de vez en cuando tarareamos la letra de aquella canción del grupo Jarcha; Libertad sin ira; Dicen os viejos que en este País hubo una guerra y que todos aquí llevamos la violencia a flor de piel...
La realidad es que en cincuenta años, que no es poco, hemos pasado de volvernos locos ante un biquini de aquellas primeras Suecas, rubias platino que no enseñaban nada pero que nos sugerían todo y un padre nuestro, y cinco Ave Marías, y el cuantas veces te has tocado pregunta obligada en el confesionario, los sueños húmedos de la represión y el pecado, que llevaba en largas colas en aquellas otras procesiones, no precisamente de Semana Santa, a aquellos españolitos que podían hasta Perpiñán, más allá de nuestras fronteras, para ver lo que aquí la censura se encargaba de cortar generosamente de las cintas de las películas consideradas como “Tres rombos”, gravemente peligrosas, que aún tardarían años en poderse ver en las salas oscuras de nuestros cines, mientras afuera los estrambóticos Guerrilleros de Cristo Rey, la emprendían con látigos y botes de pintura contra todo y todos los que según ellos pecaban de pensamiento, palabra y obra, guardianes de la moral y buenas costumbres; pobres.
Fueron, eran otros tiempos, desde luego, no hay duda, y para nuestros hijos batallitas de viejos que escuchan con desgana, mientras wasapean y se cuelgan del móvil o la tablet. En estos cincuenta años hemos pasado de exportar mano de obra barata, obligados por el hambre, la miseria y el sub desarrollo, embarcados en la aventura de vivir, amontonados como borregos en aquellos trenes de humo y carbonilla, cargados con su maleta de madera atada con cuerdas, y el bocadillo de tortilla envuelto en papel de periódico, rumbo a la aventura de Alemania, Suiza, Holanda, esa Europa rica y de Ensueño que nos acogía, cuando no América, tan lejos, tan cerca. Paraíso del que muchos ya nunca más regresaron.
Pues eso digo, que hemos pasado de ser País de emigrantes por la miseria, a ser País de emigrantes por la falta de oportunidades y futuro para nuestros hijos, esa que dicen que es la mejor y más preparada generación de nuestra historia, y que ahora coge su mochila y sus sueños, en forma de títulos y masters y se marchan a buscarse la vida en otra parte, mientras nosotros hacemos la vista gorda, y miramos para otro lado, porque nos hemos convertido en el país de esta Europa de mercados y mercaderes con mayor tasa de desempleo juvenil, en los que ya ni los ni-nis, ni la madre que los parió encuentra trabajo. Ni los de las derechas de siempre, ni estos de las nuevas izquierdas son capaces de tomarse en serio el más grave problema con el que nos enfrentamos, e incapaces de hacer nada de nada, viven en su grandilocuente sueño de poltronas y despachos del que la cosa no va con ellos. Y así estamos, así nos va y así seguimos. Con el futuro llamando a nuestras puertas, los oídos sordos, y sin ver, ni oír, ni hablar, porque la cosa es como si no fuera con nosotros, pero con la reforma de las pensiones, en forma de decreto Ley metiendo miedo, con una población cada vez más envejecida, en donde los mayores, los pensionistas, los jubilados, somos legión, y permanecemos apartados, olvidados y ser asumir al menos nuestro rol de abuelos, que transmiten su experiencia y lo que saben a los nietos, en hermosa tradición oral, porque ni siquiera hay niños en los parques, y algunos ya juegan con la España vaciada, como si de la oca se tratase.
Pues nada amigos, que ya se saben que agua pasada no mueve molino, y todo este barro es consecuencia de aquellos lodos, así que decididamente pienso y siento mal que me pese que este nos es País para viejos. Angel Utrera

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