EL YO AUSENTE.



Llevo compartidos tantos otoños grises y húmedos, con ese otro Yo desconocido que me acompaña, que en ocasiones me confundo al pensar que este Yo en el que me he convertido, no es aquel que fue, y ni siquiera podrías ser  otro del que no guardo recuerdo y que no tiene nada que ver con el de mi presente.
Un puro engaño.

Así de cuando en vez desciendo al origen de mi Yo, y a veces lo encuentro,rebuscando respuestas en las cloacas de los recuerdos, mientras revuelvo entre viejas sombras que huelen a moho, aparto silencios dolorosos y ausencias mortales,  mientras quito el polvo acumulado y las telas de araña de mis ojos al buscar en estas imágenes borrosas, de ese que al parecer fuí y que vive atrapado en el papel fotográfico en blanco y negro, que contienen en mis álbumes del pasado, con cara de espanto y el miedo, un guiño cómplice en el que reconocerme, a pesar de todo, mientras acaricio los lomos rotos de tantas horas vividas entre sueños, fantasía y aventuras inventadas de desconocidos personajes en los que me transformaba a través de las palabras, de la poesía o de los silencios atrapados para siempre en las amarillentas páginas de tantos libros como realidades imaginadas .





De pronto uno se aleja

Se sumerge,
se envuelve como en una capa
en este halo de nostalgia maldita
y se adormece.

De pronto una se pierde
entre la niebla del mañana
y solo es tiempo malgastado
entre visillos
como espiando lo que no ha sido real
tan solo un deseo, un anhelo, un sueño
lo que no se ha vivido,
por lo que nadie ha llorado.
De pronto uno se adentra
entre las palabras y como borracho empedernido
repite abiertamente un sin sentido infinito
en un laberinto atrapado;
Hoy, ayer, mañana, futuro, pasado muerte.
De pronto uno se da cuenta que no es uno

y al mirarse en el espejo de la pared colgado
no se reconoce
porque no quiere aceptar que solo existe
el desengaño, la renuncia la mala suerte,
la mas absoluta soledad
del Yo contra el Yo ausente.




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