RENACIDA, "O de entre las Aguas".


Como cada mañana sentí el frío contacto de las olas sobre mi piel desnuda, mientras mi mirada se perdía en la línea del horizonte infinito azul.
M e llamo Alicia, y quiero aquí y ahora contaros parte de mis recuerdos, de aquel día, por mas, el de mis cincuenta cumpleaños.

Desde hacia años tenia la costumbre de hacer unos largos antes de desayunar, salvo que el mar estuviera muy picado, lo cual era bastante raro en aquella época del año, en la isla.
Podría decirse que era una excelente nadadora, campeona juvenil de la provincia, y a pesar del paso de los años, mi cuerpo se mantenía ágil, mis brazos aún fuertes, y mis pulmones capaces de una respiración acompasada, y un esfuerzo prolongado, requisitos imprescindibles para mis zambullidas al amanecer.
Allí desnuda, nunca usaba bañador, tampoco lo necesitaba porque aquella parte de mi isla era en extremo solitaria, por eso habíamos comprado aquella casa, Pedro, mi marido y Yo. Cuando vimos la cala, no tuvimos la más minima duda, y cerramos la compra, casi de inmediato.
Contemplé mis pechos, antes tan firme, ahora ya no podía decir lo mismo, pero las cosas son así, y la fina línea de vello pùbico, porque siempre me había gustado una depilación casi total de ahí abajo.
Sobre la arena, mientras mis pies se aclimataban a la temperatura del agua, sonreí con tristeza, recordando aquellos años de juventud, llenos de ilusión y proyectos que se habían ido quedando por el camino de los años, como la pasión en el amor.
Ahora todo era rutinario, un día sucedía a otro, nada parecía nuevo, todo carecía de encanto, la magia de lo desconocido se había extinguido, incluso en el sexo, ya ni hacer el amor era como antes, y tampoco le apetecía. Simplemente me dejaba hacer cuando Pedro me buscaba.
Tal vez, pensaba, de eso se trata, hacernos mayores, es dejar de tener ilusiones, anhelos o deseos….
Ya en el agua, mis brazos y piernas se movían mecánicamente sin esfuerzo. Cada tres brazadas sacaba la cabeza del agua y respiraba, una bocanada de aire. Dos tres, derecha. Uno dos tres, izquierda, rítmicamente mi cuerpo se iba alejando de la playa, flotando sobre las olas, como un componente marino más.
Pero conforme nadaba, una rabia incontenible se iba apoderando de mía, y aceleraba el compás de mis movimientos, sin sentido.
Estaba nadando, por primera vez en mi vida, sin aquella lógica métrica aprendida a base de repetir y corregir errores en la piscina, durante la época de competición, que la habían convertido en una excelente nadadora.
Nadada y nadaba con pasión, con lujuria, con odio hacia todo, y hacia todos, y sobre todo hacia mi misma, y en cada inmersión se hundía mi esperanza en la vida, porque había dejado de querer vivir hacia ya tiempo, aunque no quería reconocerlo.
En aquel momento fui consciente de lo que estaba ocurriendo, y al percatarme de que me había alejado sin remedio de la costa, senti la seguridad de que ya no podría regresar...............


continuara.....
O cadro è de Lucia Dubra, da serie "desnudos"....

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