RENACIDA, "O de entre las Aguas".....2ª Parte


Un pánico irracional se apoderó de mí, hasta bloquear mi mente, y dejarme indefensa para pensar, y actuar profesionalmente.
Podía tumbarme boca arriba y descansar, dejarme arrastrar por las corrientes que me acercarían a la playa, podía…..
En lugar de ello, aterrorizada, comencé a nadar sin ton ni son, dando brazadas atolondradas, que acalambraron mis piernas, en tanto que tragaba cada vez más agua, cuando pretendía hinchar mis pulmones con el aire que no encontraba….
En un instante vi. mi propia muerte como ahogada entupidamente. La había buscado, y ahora no quería de ninguna de las maneras, dejar de vivir, y estaba luchando contra viento y marea por conservarla.
El combate duró apenas unos minutos, mi cabeza se hundía y volvía a emerger entre las olas, una y otra vez, en tanto que mis brazos chapoteaban alocadamente, y las piernas ya rendidas, no respondían mis órdenes y eran incapaces de mantenerme a flote.
Alicia irremisiblemente se Ahogaba.
Me estaba ahogando en el mar, como lo hacia a diario en mi vida cotidiana, simplemente por un quiero y no puedo. Toda mi existencia estaba resumida en aquella frase que como un cuchillo se me había clavado en el rincón del corazón donde se esconden los reproches lanzada por Pedro, en el transcurso de la que al fin seria nuestra ultima cruel pelea, y de la que ya no había habido reconciliación, como en las anteriores, en la cama,
entre sabanas revueltas, olor a sexo mojado, saliva y sudor de cuerpos entrelazados por el deseo.
Me estoy ahogando por un quiero y no puedo.
Quiero morir porque no quiero vivir como hasta ahora he vivido. Quiero vivir, porque me estoy muriendo entre espuma salada, en este mar tan amado por mi.
Quiero y no se como querer, puedo y no soy capaz de poder……
A partir de aquí, mis recuerdos son borrosos y difíciles de desenmarañar. Una sucesión de imágenes confusas, que se superponen unas con otras.
Recuerdo un intenso dolor en el pecho, una comezón horrorosa en los pulmones cada vez que intentaba llenarlos de aire, una tos irrefrenable, que me hacia vomitar.
Recuerdo la mano de Esteban sacándome del mar. Su brazo inmenso izándome hasta dejarme tumbada sobre la cubierta de su barca. Sus manos calientes sobre mi pecho masajeándolo, hasta obligarlo a expulsar toda el agua que había tragado. Recuerdo su voz cálida, tranquilizando mi angustia.
Tranquila, ya está a salvo. Ya ha pasado todo, no tenga miedo….
CONTINUARA........
(Los dibujos siguen siendo de la serie "desnudos", de Lucia Dubra....)

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