EL RELATO DE LA PRIMERA VIAJERA HISPANA DE LA HISTORIA...-"Egeria".
LA PRIMERA VIAJERA DE LA HISTORIA. -
Desde las profundidades de la
noche de los tiempos, salvado, como tantas veces, milagrosamente, por la mano
de algún copista de un perdido monasterio, nos llega este manuscrito, que
aparece por pura casualidad en el año 1884 entre legajos y documentos en la
biblioteca del monasterio de Santa María de Arezzo.
Se trataban de ciertos pergaminos
redactados en latín copiados alrededor del siglo XI, y en los que incompletos,
ya que faltan hojas lamentablemente perdidas para siempre, se narraba un viaje
fabuloso para la época que describía, año 381 a 384 de nuestra era, redactadas
en forma de carta, por una desconocida viajera de nombre “Egeria”.
Tras laboriosas y arduas
investigaciones se ha podido desentrañar el misterio de esta “peregrinatio o
itinerarium”, forma medieval descriptiva de viajes, digamos que se trataría de
la forma y estilo precursor de los modernos cuadernos o notas de viaje, de la
que se valió la autora para dar a conocer el itinerario recorrido desde Gallaecia, continuando por la vía
Domitia, atravesando la Aquitania Francesa, y tras cruzar el Rodano y Burdeos, alcanza Constantinopla, por vía marítima desde
allí, cruzando la actual tierra de
Turquia, la Capadocia, Galacia, tras cruzar el macizo de Tauro, llega a Tarso.
Continua su periplo hasta Antioquia, el Monte Carmelo y el litoral desde
Sycamina hasta llegar a Jerusalén, en la pascua del año 381, visitando a
continuación Egipto y posiblemente llegando hasta Alejandría, la mítica ciudad.
Entre los misterios ocultos de
este viaje, y la vida de esta mujer, permanecen ocultos como y cuando regresó a
su lugar de origen, ni siquiera sabemos si llegó a emprender el regreso, porque
toda información al respecto se ha perdido para siempre, así como una buena
parte de sus relatos, dado que éste se inicia cuando ya Egeria se encuentra en
Tierra Santa, concretamente en el Monte Sinaí, donde visita los santos lugares,
y describe basándose en la historia sagrada y los libros de la Biblia, aquellos
días de la égida del pueblo Judío, conducido de la mano de Moisés en su
búsqueda de la tierra prometida, desde la esclavitud de Egipto.
Aunque históricamente no se ha
podido descifrar el enigma de esta mujer, estamos sin duda ante el primer libro
de viajes de la historia de nuestro País, conocido, por tanto, y ante la que
podríamos considerar como la pionera de este género de literatura de viajes y
aventuras viajeras una mujer de elevada posición y estatus, por la forma en que
se desplaza y es acogida como ella misma relata, en los diversos lugares,
santuarios, iglesias o ermitas a los que llega, acompañada de un importante y
nutrido séquito de servidores, clérigos y fieles, y sin escasez de recursos
monetarios.
Egeria describe sin un estilo
literario perfeccionado, más bien resulta muy simple, incluso con reiteraciones
y repeticiones innecesarias, lo que visita, lo que le cuentan, lo que se
describe en la Biblia, y todo cuanto le causa impresión, con ojos de curioso
viajero, por lo que resulta un relato vivo, ameno y ciertamente interesante de
aquella lejana época de usos, ritos y costumbres tan diferentes a los actuales.
Es preciso valorar en su justa
medida la importancia de este viaje, ya que, aun tratándose de una acomodada
mujer de clase social elevada, no podemos olvidar que los caminos fueron
recorridos a lomo de caballería, a pie, en barco, atravesando mares, montañas
escarpadas y desiertos insufribles, soportando penalidades y peligros, por lo
que este gigantesco viaje, peregrinación a los santuarios de la tierra sagrada
del Señor, tendrían indudablemente un incalculable valor.
Este libro; Viaje de Egeria, El
primer relato de una viajera Hispana, que nos presenta en edición Carlos
Pascual, es en sí mismo una auténtica joya, un descubrimiento portentoso en el
que dejarse ir, mientras uno se imagina las peripecias de aquella mujer a
través de sus palabras sencillas y sus detalladas descripciones, apoyándose
siempre en los textos sagrados y la mítica historia sagrada del pueblo del
Señor.
Sin duda el lector agradecido
quedará más que satisfecho con este periplo viajero y echando en falta lo mucho
que se ha perdido con el transcurrir de los siglos, de aquellas misivas que
Egeria escribió para sus “Señoras y hermanas” lejanas.
Angel Utrera.
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