LA PUERTA DEL TIEMPO....




Quise cerrar la puerta, aquella puerta borrada por el tiempo y el olvido, y dejar tras ella en sombras aterradas convertidos, mis sueños y recuerdos inventados.

El trompo aquel de madera agrietada, el álbum de cromos de animales y plantas del mundo que pegaba con harina y agua como pegamento casero. Mis guantes de lana agujereados, los zapatos gorila de invierno y 



verano, la bamba de chocolate y crema de merienda, mis libros de aventuras de Julio Verne manoseados  y pringosos, mis tebeos cambiados en aquel puesto en un rincón del mercado y dos reales, la bicicleta prestada del vecino, sin frenos y medio oxidada, el pecho desnudo de aquel amor primero, en el pasado.







Quise cerrar la puerta, aquella tras la que quedaban las fotos en blanco y negro de un niño con cara de asustado pantalones cortos y jersey a rayas heredado, pero no pude, porque aquella puerta es tan solo un agujero negro, sin bisagras, ni goznes, sin cerraduras ni manilla, sin apertura, sin salida y sin entrada.

Una puerta inexistente, un agujero negro, un hueco en mi historia y en la que me acompañaron, un libro escrito del que tan solo recuerdo el principio pero del que he olvidado la mayor parte de sus capítulos, algunos tal vez soñados.




Quise cerrar aquella puerta pero no pude y aquí sigo atrapado en las telarañas de este baúl en el que encierro el tiempo para que no se escapen las palabras, para que no se me olvide que he vivido y he muerto  tantas veces y así, ir recuperando las imágenes borrosas, desfiguradas de los que se fueron marchando, de poco a poco en silencio, para que no desaparezcan para siempre y Yo con ellos.   

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