EL CALLEJON DE LOS MILAGROS (EL CAIRO-EGIPTO).III ENTREGA REFLEXIONES DESDE EL TERCER MUNDO.



EL CALLEJON DE LOS MILAGROS.-
En pleno corazón del Cairo antiguo, posiblemente la ciudad más sucia y polvorienta de oriente, aunque sin duda también una de las mas maravillosas, donde la vida transcurre entre voces, ritos, aromas y mercados perdidos en miles de callejones oscuros que serpentean entre zocos y se abren al visitante en miles de pequeños, sorprendentes  y exóticos bazares.



Nos encontramos el gran bazar Khan El-Kalili , con el conocido Callejón de los Milagros, (callejón de Midaq) y allí mismo  el Café de los Espejos, o café Fishawi, situado en la calle de Sikka  esquina con Badestan, con más de 200 años de antigüedad, en el interior de este zoco,  donde el escritor y premio Nobel   de 1988, el egipcio  Naguib Mahfuz, que era  asiduo cliente de este importante establecimiento ambientó su novela representación atemporal del conflicto entre la tradición y la modernidad, entre el pasado y el presente, en donde los personajes maduros que el escritor nos presenta prefieren permanecer aislados en su mísero barrio, conservando sus tradiciones y ritos y manteniendo una apariencia de normalidad y una falsa atmósfera del pasado, en lugar de adaptarse a los tiempos cambiantes en tanto que por su parte, los jóvenes sueñan con aventuras, riquezas y placeres y, sobre todo, con salir del barrio en el que se ahogan.


La novela transcurre en  la década de 1940, durante la Segunda Guerra Mundial, mientras el ejército de Gran Bretaña ocupaba Egipto, y en ella el estancamiento y la falta de progreso del país son retratados perfectamente con realismo y hasta cierto costumbrismo que recuerdan a nuestros  Galdos y Baroja, por Mahfuz. 








Se trata de uno de los barrios preferidos para reunirse, los cairota conocido con el nombre de; Al Hussein . Este laberinto imposible de callejones y estrechas callejuelas fue construido en 1832 por Garkas al - Jalili,  el capataz del sultán, y según nos aseguran resulta ser uno de los bazares más antiguos del mundo islámico.










Aquí se organizaban tertulias literarias de toda índole,  donde discutir y conversar en ocasiones a grito pelado, y entre el humo de estas curiosas pipas de  agua; Nerguille, llamadas shishas, siendo un lugar de encuentro para mentes inquietas dentro de esta sorprendente ciudad de contrastes.















El bullicio resulta aterrador, y en ocasiones quedas inevitablemente atrapado por esta marabunta humana que va y viene entre empujones, un ruido de voces y gritos ensordecedor, y una amalgama de olores y colores que hacen que los sentidos queden saturados de impresiones, las cámaras fotográficas, cuando es posible echan humo a fotografiar en miles y miles de coloristas estampas, la vida que te asalta, que te abofetea y te sale al encuentro sin pudor, de ningún tipo, porque la calle late, palpita y vive junto con las miles de sensaciones que sientes, y las miles de imágenes diferentes que quedan grabadas en el fondo de tus pupilas, al tiempo que como un estúpido voyeur sobrevuelas hechizado por el embrujo y el misticismo de esta milenaria cultura del salvase el que pueda, y el vivir intensamente exprimiendo cada instante,  porque quien sabe si habrá siguiente.



Del techo cuelgan lámparas en forma de araña y de las paredes de este curioso café cuelgan atractivos espejos en los que se reflejan las sombras y las imágenes del visitante, pero también de los que pasan por la calle, y miran al interior de este café en donde no existen las puertas porque de nada sirve guardar o esconder lo que somos y tenemos, según la propia filosofía vital de los habitantes de este laberinto de los sueños.




Al parecer según nos aseguraron resulta ser el único establecimiento de el Cairo, que no ha cerrado jamás, sus puertas durante más de doscientos años, ni de día ni de noche, así se comprende que no las tenga, si no les sirven para nada .
Angel Utrera

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